-Lunático-

57 3 1
                                    

Su sueño era simple, consistía en poder vivir una vida tranquila con una dulce esposa en una casucha que emanara un ambiente familiar. Quizá tendrían un perro que alegrara sus días cuando llegara del trabajo o un gato que se acurrucara junto a ellos en los fríos inviernos cuando habría la suficiente nieve como para que corten las carreteras.

Su sueño era simple, tal y como él, como su vida; predecible y tranquila... claro, hasta que llegó Jackson.

Jackson le frustraba, era espontáneo, impulsivo e impredecible. Pero lo que más le frustraba era que Jackson también era fugaz. Se iba como había aparecido en su vida; de la nada y con una sonrisa. Desaparecía por semanas, meses, y regresaba a él radiante y a pasos agigantados tambaleando su mundo.

Fue un día en el que se dio cuenta de que nunca iba a conocer realmente Jackson, uno de esos días en dónde pensaba que se iba a ir para regresar en 2 meses tal vez, pero no se fue, lo arrastró con él. Allí reconoció que Jackson era un loco, o quizá un genio.

Dando pequeños saltos y zarandeandolo le dijo que esta vez se iba para siempre, que se iba a la luna. Él lo miró como si hubiera perdido completamente la cabeza, hasta que le mostró con entusiasmo la monstruosidad mecánica con la que había ocupado todo su tiempo de desaparecido, y no le gustó para nada. Se enojó y le reclamó, pero más que nada se entristeció porque él tenía un sueño simple; quería vivir con una dulce esposa en una casucha familiar, pero ahora quería viajar a la luna con un loco llamado Jackson.

Poesía y cuentos cortos - AntologíaWhere stories live. Discover now