Sus dedos temblaron ligeramente cuando una tenue sombra rojiza amenazaba con subir por su cuello, ramificandose, sofocandolo.
Lo vi sonreír con timidez, con una tranquilidad y calidez que sentí correr por mis venas y ablandar cada músculo en tensión.
Me detuve a admirar su belleza por un tiempo mientras el suspiraba su deseo, el amor me inundó casi con violencia, majestuosa violencia.
En ese pequeño espacio nos miramos.
En ese pequeño espacio éramos sólo los dos, no había hombre ni mujer, no había roles ni presión, no había género u orientación, éramos sólo él y yo.
Almas en sintonía enfundadas en piel. Éramos emoción a carne viva.
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Poesía y cuentos cortos - Antología
Poetry¿No encuentras con que matar brevemente tu aburrimiento? ¿Quieres algo corto que te sumerga en sentimientos ajenos? Pues déjame decirte que llegaste al lugar correcto. Te invito a leer mis inexpertas creaciones que fueron creadas por nada más ni na...