-Anhelante-

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Quizá la idea del amor me ha enamorado,
jugando con los anhelos vacilantes de mi corazón.
No quiero admitir que el deseo es punzante
pero también ignorante del inminente error.

Puede que me esté dejando llevar por la fantasía
y sueñe con descaro con rosas en el aire.
Añorar respirar el  perfume sofocante,
tintado de almizcle y un saborcito a encanto.

Retorciendose la sangre con veneno
llega lento al corazón,
lo recorre en maliciosa tortura
hasta que con dos latidos se queja de dolor.

Debería tal vez resignarme,
dejar que el brillo en mis ojos se apague
y vomitar en humo de nicotina mis suspiros,
terminar al fin con mohosos sueños vacíos.

No es que sienta que merezco menos,
se que el destino no me tiene olvidado,
pero la paciencia, cruel enemiga,
dejó salir palabras muertas desarmada en llanto.

No siento frío en los veranos,
ni las flores renacen con hojas secas en primavera,
pero talvez la naturaleza de mi alma
envidia la calidez de cómodas charlas en vela.

Anhelará la comodidad prístina de la compañía,
la confianza y el refugio del cariño,
domingos de risas desmedidas
donde el tacto y las miradas reemplazan las misas.

Quisiera dejarme caer rendido,
demoler mis muros y hundirme en tentaciones,
rogarle a mil corazones
que se aferren a mis sentimientos en conflicto.

Rogar a aquellos enamorados perdidos
que expliquen sus sinsentidos,
que desagan esta maldita contradicción
de anhelar y repudiar al amor.


Poesía y cuentos cortos - AntologíaWhere stories live. Discover now