-Que nadie sea nosotros-

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Que nadie sienta el dolor de la incertidumbre,
de los ojos vigilantes, acusadores de tu existencia.

Que nadie tema tu presencia,
ni vacilen, cuando te vean, sus palabras.

Y si el alma se te desangra (que así no sea)
ojalá no te tragues, cual agujas, tus penas.

Si juegan con tu ser, si rebajan a tierra tu esencia,
ojalá, entre los fantasmas, no te pierdas.

Que nadie cuestione si es real su consciencia
ni sea capaz de ver directo a los ojos de la bestia que lo acecha.

Y del grupo pequeño, marginado, segregado,
por su seguridad nadie sea parte.

Porque en la turbia burbuja que nos protege
el oxígeno es sombra que en su camino corta y quema, oscuro arte.

¡Ah! y que todos recuerden, que nadie comprenda:
la lucha por la vida tiene su pasado manchado de sangre.

Poesía y cuentos cortos - AntologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora