-Estatua-

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  Los días son montañas rusas, las rutinas paradojicamente se vuelven impredecibles y desordenadas. Mientras nos volvemos estatuas nuestra mente divaga peligrosamente en mares turbulentos y huracanes... intentando fingir que está en la paz de una playa costera.

  Nuestros dedos están tan entumecidos que lentamente se resquebrajan. En las heridas de penas en nuestros brazos florecen pétalos nevados tintados de sangre, son tan hermosos y dolorosos que caen con el peso de su sufrir marchitos y resecos al suelo.

   El cielo teñido de negro, como tinta china, amenaza con acunar dulcemente con su frío mi oscuridad. No hay tiempo para decirle que no lo haga, que no lo merezco, que solo soy una estatua con flores marchitas en los brazos, atrapada en una rutina entumecida. Así que simplemente me dejo llevar en el color azabache en el cual se tornó mi vista, inmóvil y paciente, esperando desvanecer junto a la tormenta que trajo la marea.

Poesía y cuentos cortos - AntologíaWhere stories live. Discover now