Capítulo 1

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Entraron en medio de la oscuridad acompañados una única luz, la de sus celulares, sintiendo ese frío aire del lugar que ayudaba a las creencias de presencias atrapadas en edificios abandonados. Observaron de manera minuciosa aquella tenebrosa recepción con una ventana cerrada, pero permitía pasar la luz, atrás esta las escaleras que dan a los demás pisos sin contar a los lado del mesón unos largos pasillos.

Ellos sólo veían desde la entrada y ya sentían que el recorrido sería mucho más largo de lo esperado, cerraron la puerta tras de sí y avanzaron juntos.

-Wow no creí que fuera tan grande-dijo Alex caminando lentamente hacia una de las escaleras al final del pasillo.

-mejor ya vámonos-dijo Sebastián demostrando lo inseguro que era, pero sintió la mano de David quien sólo lo observó de manera divertida.

- eres un miedoso, Seby. Yo me quedaré con Alex si quieres irte-le dedicó una sonrisa burlona, él tan sólo se mostró molesto, quito la mano de David de su hombro y caminó más rápido para alcanzar a Alex, quien se había adelantado viendo el lugar, nunca se entrometía a las discusiones de ellos.

Al llegar a donde habían visto a su amigo por última vez no estaba ahí. ¿Acaso se fue o siguió caminando solo?

-¡¡Alex!!-comenzó a gritar Sebastián aumentando cada vez más el nivel.

Pero David lo silenció tapando su boca, diciéndole al odio- no debemos levantar la voz aquí-

-¿y ahora porqué? -preguntó en el mismo tono por el susto.

-¿acaso no te das cuenta de que aún están las cámaras y computadores intactos? -preguntó mostrando a estos con la luz de su celular.

-¿y qué?-

-idiota, al parecer el lugar fue abandonado recientemente, puede que aún hayan personas y no muy amigables, por algo este lugar está en medio de la nada y sus objetos siguen ahí-

Sebastián se calló, David era coherente. Ambos iban caminando lentamente hasta el fondo del pasillo buscando al tercero, hasta que sintieron unos pasos bajando de manera pesada. El más bajo se paralizó, pero fue arrastrado por David que lo tiró al piso de una de las habitaciones cerrando la puerta tras de sí de manera cuidadosa.

Tomo su celular apagando la linterna y escribió temblorosamente:
"Debemos mantenernos callados, por favor no hagas ningún ruido.
Esto es muy malo."

Sebastián lo miro incrédulo, pero David hizo que se diera vuelta a ver a lo que se refería.

Había un cuerpos de hombres mutilados más allá del reconocimiento y otros sólo eran huesos amarillentos, parecían científicos por una tela semi-blanca que los cubría en la mayoría, destrozados al punto de no reconocer sus rostros llenos de pedazos de huesos rotos y sangre seca mientras sus cuerpo que estaban esparcidos en aquella montaña de muertos, pútrida y maloliente.

Sebastián estaba sin palabras, jamás pensaría que estaría en una situación así y por primera vez sintió el terror mismo al oír aquellos pasos del tipo acercándose.

Sus corazones se aceleraban al punto que les dolía y sus pulmones no daban más por el nudo en sus gargantas. Se abrazaron pensando que sería el final, ese hombre los mataría tal como a los otros, miles de ideas pasaron por sus mentes de como fueron asesinados, pero todo se acabó cuando escucharon una voz:

-pensé que jamás encontraría los documentos-comentó riendo levemente, se escuchaba como alguien de unos 30 años.

-no seas tan despistado, sabes lo que cuesta llegar hasta acá a buscar algo tan importante dejándolo como un simple papel-decía alguien más, que parecía de la misma edad, pero de un tono serio y profundo.

-¡oh vamos! un error lo comete cualquiera-esa persona que parecía ser muy infantil ante la situación.

-sí, claro, ahora déjame tirar el cuerpo, porque tu mataste al guardián-se notaba cansado de lidiar con esa persona.

-¿Qué esperas que hiciera sí un monstruo se me lanza encima?- se excusaba de toda culpa.

- ya, voy a tirar este cuerpo al basurero-Abrió la puerta evitando el comentario de su compañero, abrió la puerta lentamente, donde justamente estaban Sebastián y David llorando y temblando, mas el hombre se detuvo al volver a escuchar la voz de su acompañante.

-¿por qué no dárselo al maldito del subterráneo?-habló manera arrogante y despectiva. Mientras el otro se quedó quieto con la puerta semi-abierta.

-no es un maldito, ¡tu tienes la culpa de todo esto! -esas palabras dichas por aquel niñato lo habían hecho enfadar hasta hacerlo gritar.

Ambos guardaron silencio, él abrió la puerta y tiró el cadáver con furia a la pila amontonada cerrando de inmediato la puerta y caminaron juntos nuevamente a paso rápido hasta llegar a la entrada e irse de aquel lugar.

Para la buena suerte de Sebastián y David que sólo se escondieron tras la puerta aún abrazados con fuerza pensando aún en que sería ese su fin por meterse en aquel sitio aún así. Sentían el corazón del otro, las lágrimas del otro, podían de alguna manera sentirse seguros con el otro.

Ellos se quedaron tirados en el piso frío sin más luz que unas pequeñas ventanillas arriba del cuarto que no ayudaba mucho, tampoco querían ver nuevamente escenario sangriento, se mantenían con los ojos cerrados y aferrados al otro, aunque se odiaran eran lo único que tenían cerca.

Aún preguntándose:

¿Dónde estará Alex?

Ni sus piernas o brazos responden a las órdenes, sus párpados se vuelven pesados ya no podían más, la experiencia había llegado a un límite jamás antes rebasado. Se desmayaron apoyados en el otro, con la montaña de cadáveres al frente suyo envolviendolos en su repugnante olor a podredumbre y muerte.

Te encontré por casualidad ♢Yaoi/Gay♢Where stories live. Discover now