En las tardes de un verano

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28 de Julio del 2021

Sabia que mi día empezó bien desde que en la mañana me desperté, me bañé, desayune y salí un hora antes de la hora adecuada para abrir la heladería. 

Ahora solo estaba acomodando las sillas y limpiando las mesas con Arctic monkeys de fondo, esta vez me había puesto unos vaqueros negros con aberturas en las rodillas, una playera blanca que me quedaba un poco grande y llevaba el logo de la Queen en negro, mis tenis negros de siempre y mi pelo despeinado. 

Elisa aún no llegaba y faltaban dos minutos para que abriera la heladería para los demás, no me importaba mucho ya que yo no era quien tenia que cumplir un castigo por tomar hasta el culo. 

Pensando en la reina de roma, cinco minutos después cuando estaba sentado en una mesa checando las ventas de esta semana, mi querida compañera entra haciendo que voltee a verla. 

Me quede mirando el vestido que llevaba ya que era muy hermoso, era uno negro que le quedaba a la rodilla, con tres girasoles en medio de los pechos los cuales estaban cubiertos porque el escote estaba a el nivel de los hombros ya que era un vestido de manga larga, unas botas negras de agujeta que le quedaba un poco arriba del tobillo. 

Su pelo estaba suelto, llevaba su mochila de siempre y también llevaba un café que supongo compro alado ya que ahí vendían cafés. 

—Llegas tarde —digo despegando mi vista del vestido, ella me volteó a ver sorprendida—, y por llegar tarde te puedo despedir.

Ella suelta una risa dulce para después caminar hacía mí y sentarse enfrente mío.

—Pero soy la hija de tu jefe

—Pero yo soy tu jefe —la contradigo haciendo que ella gire los ojos.

—Aunque seas mi jefe yo tengo más benefi...

—Te vez bonita —la interrumpo y ella me mira sorprendida para después parpadear muchas veces.

«Oh mierda, va a pensar que me gusta»

«Arréglalo Arán»

—Bueno siempre te vez muy bonita

«Eso es peor»

—¿Estás coqueteando conmigo? —alza una ceja

—¿Qué?, Claro que no —digo al instante

—¿Mi jefe esta coqueteando conmigo?

—No estaba coqueteando contigo, si lo estuviera haciendo sería de otra forma diferente.

Ella suelta una risa y bajó mi mirada a su sonrisa, ella lo nota y deja de reírse y aprieta los labios.

Apartó mi mirada y sigo haciendo las cuentas.

De repente la música que estaba escuchando se detiene y cuándo volteó a ver, no me sorprende ver a Elisa enfrente de la computadora.

Me levanto al instante para caminar a ella y detenerme enfrente con los brazos cruzados.

—Estaba escuchando música —digo

—Yo igual quiero escuchar música

—Pero no tenemos los mismos gustos de música y yo gané la computadora —digo haciendo que ella alcé sus cejas.

Se levanta pero aún así tiene que alzar un poco su cabeza para mirarme.

—Tengo la solución Arándano

—¿Cuál es?... pedazo de sol insoportable

—¿Cuándo aprenderás a qué eso no es un insulto para mí?, es un alago —sonríe