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6 de agosto del 2021

Ver a Elisa entrar a la heladería con mi sudadera puesta... fue algo extraño, nunca le había prestado mi ropa a alguien y si le ofrecí mi sudadera a Elisa era porque veía que tenia frio y esa sudadera era bastante cálida. 

Ella me prometió que me la iba a entregar mañana y lo cumplió, al día siguiente que llego en la tarde, me entrego la sudadera que tenia un olor a suavizante de bebé. 

El miércoles de nuevo llego la chica de la playa y esta vez decidí hablar con ella.

Ella estaba enojada porque le había prometido que la iba a llamar y ya no la había llamado, le explique que no quería una relación y me sorprendí cuando ella me dijo que tampoco buscaba una relación, solo quería acostarse conmigo y por esa única razón me había buscado

Yo le dije que ya no quería nada con ella, y ella entendió así que se fue. Si hubiera sabido que solo me buscaba para eso, la hubiera llamado antes y le hubiera explicado las cosas. 

El jueves fue normal, trabaje solo, hasta que Elisa llego por la tarde con más energía que la del día anterior y la cual me parecía muy empalagosa pero tierna a la vez. 

Elisa era la persona la cual te sacaba una sonrisa aunque estuvieras triste, ella veía que estaba serio y hacia lo que podía para sacarme una sonrisa y al final lo conseguía porque se ponía a contar chistes horribles o se ponía a bailar con mi música o la suya. 

Era ya viernes y faltaba poco para que saliéramos e irnos, Elisa estaba mirando su celular y yo estaba guardando las cosas. Quería llegar a mi casa y dormir, pero para mi mala suerte tenia entrenamiento. 

Podía faltar pero no quería. 

Además de que era divertido competir contra mi mejor amigo. 

Ambos fuimos por nuestra mochila y salimos de la heladería apagando las luces, baje la cortina de metal para después cerrar con candado y levantarme para ver a Elisa. 

—¿Y ahora que vas a hacer? —pregunta 

—Ir a entrenar con mi equipo —digo sinceramente. 

Casi siempre me preguntaba eso y cada que me preguntaba, le respondía con sinceridad. 

—Bien, nos vemos el lunes 

—Esta bien... 

[...]

Ver a Zack intentando encestar el balón desde la mitad de la cancha fue una tortura, decía que lo iba a lograr pero no lo hacia y no me iba a burlar de él porque yo tampoco había podido encestar el balón y eso que una vez si pude encestar. 

—Esta vez si lo voy a lograr 

—Has dicho eso como unas diez veces —digo  

—Pero esta vez es real, te lo juro 

—Ajá. 

Él vuelve a ir a la mitad de la cancha y se prepara para lanzarla y cuando lo hace vuelve a fallar haciendo que yo suelte una risa discretamente.

—Esta bien, este no es mi día de suerte 

—¿Hasta ahora te vas dando cuenta? 

—Oh cállate —me fulmina con la mirada haciendo que yo suelte una risa.

Volteo y noto que otro de mis compañeros acaba de llegar y esta sentado en la gradas, el entrenador siempre era el primero en llegar pero esta vez había avisado que llegaría un poco más tarde mientras que los demás llegaban a la hora que quisieran.

En las tardes de un veranoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt