Mi dulce hibrida || kol mikaelson

Capítulo 2

Primer Acto || Parte Dos

"Arropar" 

Después de tomarse una refrescante ducha y arreglarse para su nuevo día, Ariadna salió de su habitación muy animadamente.

—Buenos días—se acerca a Klaus él cual aun se encontraba en el cuerpo de Alaric, besa su mejilla y se sienta enfrente de hoy—. ¿Qué vamos a desayunar? Quiero una chocolatada, si—le suplica al original.

—No puedo darte lo que quieras ahora cachorra—le hace una señal a uno de los brujos para que se acerque a él—. Tengo que cubrir las clases del estúpido profesor y estoy llegando tarde, este chico de aquí se encargará de darte todo lo que deseas—se voltea a ver al brujo—. Harás todo lo que ella desea sin queja alguna, ¿entendido?

—Si, señor Mikaelson.

—Me tengo que ir—besa la frente de la Hale—. No quemes la casa—antes de irse se voltea a ver a la vampira—. Más te vale que no la toques Katherina, por cierto—la toma por la quijada—. Obedecerás a Ariadna en todo lo que te diga—le sonríe inocentemente mientras golpea lentamente su mejilla, el gesto aterro a la vampira.

Klaus sale del departamento, cuando esta lo suficientemente lejos Ariadna voltea a ver a sus niñeros con una sonrisa inocente. 

—¿Cuál es tu nombre?—le pregunta al brujo.

—Erik, señorita Hale.

—Bien—va por su mochila rápidamente, saca una libreta y una pluma—. ¿Quieren algo?—les pregunta sin verlos, estaba concentrada—. Klaus invita, o creo que lo hace el tal Alaric—se encoje de hombros desinteresada mientras saca dinero de la cartera que Klaus había dejado—. Necesito que me traigas todo lo de la lista, Katherina y tu pueden pedir lo que desean.

—¡Oh si! Les gane de nuevo, entréguenme los caramelos—Ariadna festejaba su victoria.

La pequeña Hale los había obligado a jugar con ella a diferentes juegos de mesa, apostaban dulces y chocolates. 

—Eso es trampa—se queja Katherine—. Ya no quiero jugar—se queja mientras se cruza de brazos.

—Vamos, no seas mala perdedora—le reprocha la menor—. De igual modo ya me aburrí, no es divertido siempre ganarles—corre a la televisión y la conecta—. Erik, prepara palomitas y tu Katherina, sirve el refresco.

Ambos la obedecen, la niña pone su película favorita.

—Buuu—los tres lanzan palomitas a la tele.

—Esa fue una pésima muerte, que fracaso de película—se queja la niña.

—Yo puedo causar una mejor muerte—igual se queja Katherina.

Los tres se encontraban sentados en el sillón, estaban cubiertos por mantas y tenían dulces y palomitas alrededor de ellos. 

—¿Qué significa esto?—Klaus les pregunta molesto, los tres se sobresaltan ante la presencia del original.

—Maldición Klaus, me vas a dejar ciega—la niña le reprocha cuando enciende la luz.

—Vocabulario Ariadna—la regaña—. Ustedes dos, levántense—les ordena y esto lo hacen inmediatamente.

—Klaus no los regañes por favor, ellos solo hicieron lo que yo quería—le toma la mano—. Puedes dejar pasar solo por hoy.

Klaus suspira pesadamente, era débil cuando se trataba de Ariadna.

—Ya es tarde para que sigas despierta, mañana tienes que regresar a casa. 

—¿Katherina puede arroparme?—le pide tímidamente, Klaus la ve con ternura, besa su frente y acepta.

—Vamos Kat—toma la mano de la vampira emocionada y la arrastra a la habitación.

Se cambio rápidamente y después se acostó en la cama.

—¿Puedes contarme una historia?

Katherine la vio sorprendida, acepto la petición de la niña. Cuando la niña se queda dormida, la vampira la vio con añoranza antes de dejar un beso en su cabeza y arroparla.

—Buenas noches, pequeña—sale de la habitación con una pequeña sonrisa.

Se había encariñado con la niña, el arroparla se sintió como arropar a su propia hija. Se limpio una lagrima rápidamente antes de acercarse a Klaus y al resto de brujos.

Cuando Klaus termino de asearse, entro a la habitación donde dormía la niña. La observo durante unos segundos, Ariadna era todo lo bueno que podía darle su miserable vida.

Ella no lo juzgaba, no le temía y lo más importante para él, es que ella siempre estaba a su lado. Ella sabía todo lo que ha hacho a lo largo de mil años, pero eso no le importaba a ella.

La amaba como si fuera su propia hija, jamás se imagino que tendría una hija, pero Ariadna llego y se convirtió en su familia, su hija.

Beso su frente y la arropo mejor, la niña se movía mucho mientras dormía.

—Descansa cachorra—se estira y se acomoda en el sofá individual que se encontraba en la alcoba.

Se sentó ahí y velo los sueños de la pequeña, se sentía feliz de tenerla a su lado durante unos días.