Mi dulce hibrida || kol mikaelson

Capítulo 29

Primer Acto || Parte Veintinueve 

"Necesitamos respuestas"

Klaus observaba a ambos hermanos dormir plácidamente en su cama, delinea sus rostros con delicadeza.

—Pareces un acosador hermano—comenta Rebekah recargada en el marco de la puerta.

—¿Qué es lo que quieres Rebekah?—se acerca a ella no sin antes arropar mejor a los menores. 

—Queremos respuestas Nik, ¿cómo es que conociste a esos niños?

Klaus se asoma percatándose de la presencia de sus hermanos. 

—A ninguno de ustedes les incube saberlo—cierra la puerta detrás de él—. ¿Finn y madre han despertado?

—Solo Finn—responde Elijah.

—¿Qué haremos con el traidor de Finn, Nik?—cuestiona Kol.  

Un golpe dentro de la habitación los alerta, entran inmediatamente encontrando a Regulus tirado en el suelo, Klaus lo ayuda a levantarse.

—¿Estás bien Reggi?—Ariadna se sienta frotando sus ojos con su mano.

—¿Qué ocurrió?

—Tropecé con la cobija.

—Deberían regresar a dormir, aún es temprano—propone acostando al pelinegro de nuevo en la cama.

—¿Qué hay de su hermano?—pregunta Regulus estirando su cuerpo—. Me gustaría hablar con él antes de que decidan castigarlo por su falta.

—¿Por qué quieres hablar con Finn?—cuestiona Klaus. 

—Necesito saber qué ocurrirá, me es difícil ver su futuro y aquello es alarmante considerando que aún están unidos. 

—¿Ver su futuro? ¿De qué habla este niño?—Rebekah observa a Klaus esperando respuestas de su parte.

—Ahora no Rebekah—se encarga de sacar a sus hermanos de su habitación—. Tomen su tiempo para alistarse, después de desayunar los llevare a ver a Finn.

Sale de la habitación dirigiéndose a la cocina a preparar algo para los Hale, sus hermanos lo siguen.

—Suficiente Nik, debes darnos respuestas de esos niños—ordena Rebekah.

—No me gusta repetir las cosas Rebekah, así que no lo volveré a decir de nuevo. No les incumbe, metense en sus propios asuntos. 

—¡Ellos también son nuestro asunto, viven bajo nuestro mismo techo y pareces confiar más en ellos que nosotros!

Klaus la acorrala contra la pared, sus ojos de híbrido asustan a la rubia.

—Será mejor que guardes silencio si no deseas dormir por otros cien años—la suelta de golpe.

—Niklaus.

—¿Tú también deseas acompañar a nuestra hermana Elijah?

—Debes entender que no confiamos en ellos como tú lo haces.

—Yo si lo hago—comenta Kol recibiendo una mirada de reproche de parte de Elijah.

—Pues deben confiar en ellos, punto—sentencia dando por terminada la discusión. 

—¿Al menos puedes contarnos más de ellos? Ya sabes, para conocerlos—sugiere con sutileza Kol, no quería tener una daga en su corazón cuando apenas conoce a su compañera.

—No, dejen de molestar.

Los tres se rinden, se sientan en el comedor observando a su hermano cocinar en silencio. 

—¿Quiénes son ustedes?—interroga Finn al ver a los Hale frente a él.

—Permítenos presentarnos, Somos Regulus y Ariadna Hale—los hermanos se inclinan como saludo. 

El mayor los mira detenidamente, por su mente pasaba la duda de por qué Klaus permitía que esos niños hablaran con él. 

—¿Qué es lo que quieren?

—Queremos ayudarte.

—¿Por qué lo harían?

—Klaus valora la importancia de la familia, tal vez no ha demostrado cuanto se preocupa por ustedes de la manera adecuada en estos más de mil años—Ariadna se acerca más a él—. Nosotros también valoramos el significado de la familia, sabemos cuanto quieres a tus hermanos, pero tu amor es segado por el odio que tienes por tu especie. 

—O mejor dicho del odio que creaste hacia tu especie después de todo lo que pasaste.

—¿Qué saben ustedes? Ustedes no saben nada de mi.

—Cierto—concuerda Regulus—. Aunque podemos ayudarte a cambiar las cosas si así lo deseas. 

—Te estamos ofreciendo la oportunidad de restaurar la relación con tus hermanos, al igual que valores el vivir. 

El original suelta una risa sarcástica.

—¿Por qué lo harían?

—Por Klaus—responde la Hale sin dudarlo.

—A Klaus nunca le he interesado, siempre han sido importantes para él Elijah y Rebekah, ni siquiera se interesa por Kol.

Finn se burla ante el silencio de los hermanos, Regulus observa a su hermana en busca de respuestas ya que él no conocía la historia de los Mikaelson. 

—Suficiente—Klaus ingresa al lugar—. Digan lo que digan no cambiará de opinión, siempre ha sido tan terco. Es mi turno de hacerlo hablar, salgan.

—No es necesario que lo tortures, podemos hablar civilizadamente con él—propone Regulus.

—Klaus no sabe hablar civilizadamente—le susurra su hermana.

—Cambio de planes, Regulus debe saber cómo torturar a los enemigos. 

—¿Habla enserio? 

—Muy enserio—responde a la pregunta de su hermano.

Regulus se sorprende al ver la misma sonrisa en el rostro del original y de su hermana.