|| D o c e ||

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Los labios de Katarina encajaban sobre los de Nile como dos piezas de puzzle perfectas. Parecían hechos el uno para el otro, a pesar de que ambos eran conscientes de que lo que estaban haciendo no estaba bien.

Ambos se encontraban en la casa de Nile, compartiendo besos apasionados sobre la cama de la pelirroja, aprovechando que la esposa de Nile no se encontraba en la casa.

Las manos del moreno se colaban traviesas bajo la falda de tubo negra de la joven muchacha buscando alcanzar las zonas sensibles de esta, ambos necesitados del calor del otro.

En un suave movimiento, Katarina se colocaba encima de las caderas de Nile, ahora llevando ella el mando. Se quitó la camisa de manera sensual, mostrando un llamativo sujetador negro de encaje que a Nile no le pasó desapercibido, acariciando sus pechos por encima de aquella fina tela.

— Oh Dios mío —

Nile no pudo aguantar sus palabras al ver como la descarada pelirroja retiraba su sujetador despacio, buscando provocarle lo máximo posible.

Ambos se entregaron al otro con pasión y deseo, ambos se tenían ganas de sobremanera y aprovechaban cada momento a solas para disfrutar del otro y dar rienda suelta a la pasión y el deseo que ambos se tenían.

Al acabar Katarina se dejó caer al lado de Nile jadeante, ambos extasiados. Nile recorría el cuerpo de la pelirroja con las yemas de sus dedos, observando cada marca, cada cicatriz o estría, sintiendo que a sus ojos, Katarina era la mujer más bella que había conocido.

No obstante, la pelirroja no dejaba de sentirse culpable. La mujer de Nile era un amor y siempre la había tratado genial, nunca había puesto un pero a que ella se quedase en su casa y a parte de todo aquello, por favor, Nile y Mary tenían una hija juntos. Nile notó la preocupación en la mirada de Katarina y subió su tacto hasta la mejilla de la pelirroja.

—Ey... ¿ocurre algo?—

Nile observaba preocupado a la mayor.

— Nile... esto no está bien... tienes una hija...—

Las manos de Nile acariciaban las rosaditas mejillas de Katarina. Se había hecho el silencio entre ambos, el moreno entendía a la perfección como se sentía ella.

—Katarina... ten paciencia por favor...—

Katarina se incorporó levemente sobre sus codos, mirando a Nile con el ceño fruncido.

—Nile ¿me estás diciendo en serio que tenga paciencia? En cualquier momento nos puede descubrir tu mujer. ¿Eres consciente del daño que le harás si se lo sigues ocultando?—

Se hizo el silencio entre ambos, Katarina miraba a Nile de brazos cruzados.

Nile acabó suspirando frustrado y se levantó, recogiendo su ropa y saliendo del cuarto en silencio, dejando a la pelirroja con la palabra en mi boca.

Katarina no sabía cómo reaccionar ante Tan repentina acción, la había cagado, no obstante, no temí que sentirse mal por las acciones incorrectas de Nile, ella no tenia por que ser plato de segunda mesa de nadie y si realmente Nile la amaba como decía que le amaba, le contaría la verdad a su esposa.

La pelirroja se llevó las manos a su rostro sintiéndose igual de frustrada que Nile.

Tras unos minutos de divagación, Katarina se puso en pie y después de recoger la ropa que había dejado en el suelo, se vistió y salió de la casa con el corazón en un puño, si Nile necesitaba recapacitar, le daría el espacio para ello. 

Salió de la casa recibiendo el fresco aire mañanero de frente, suspiro cansada y emprendió su marcha hacia la ya habitual escena del crimen, estaba empezando a sentirse mal consigo misma por no ser capaz de controlar todo aquello que había en su entorno.

La frustración recorría su cuerpo mientras redactaba el informe para el CNI y en más de una ocasión tuvo que corregir sus palabras viéndolas excesivamente agresivas, denotando su completo mal humor.

De repente se hizo el silencio en todo el local y una sombra oscura se situó sobre la cansada pelirroja.

—Vaya vaya vaya... Katarina Sforza... o mejor, Tonya Hardin.—

Katarina se giró hacia la sombra apuntando con un arma directamente a las costillas de Zeke Jaeger.

—Tienes demasiado valor para lo mayor que eres ¿No te parece?—

Katarina no se movía ni un solo milímetro y Zeke tampoco, la pelirroja sabía por qué Zeke se encontraba frente a ella y no pensaba bajar la pistola de las costillas del rubio aunque este le suplicase de rodillas.

—¿Qué coño quieres Jaeger?—

La pelirroja empujó al rubio y lo puso contra la pared sin mover su revólver de su lugar.

—Venga vamos, venia a saludar a mi amada cuñada.—

Fue entonces cuando la pelirroja sintió como un arma se posaba a un lateral de su cabeza, lentamente, se giró hacia la persona que le estaba apuntando y sus celestes ojos no fueron capaces de dar crédito al ver a quien estaba sosteniendo el arma contra su sien de manera amenazante.

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Buena manera de dejar el capítulo de hoy, no os parece? Xdd

En fin, breve resumen del por qué este capítulo tan corto y mi desaparición estos últimos meses.

Selectividad

Dicho esto y excusándome en que la semana que viene son mis exámenes de acceso a la uni me retiro brevemente a seguir estudiando 😩

Sayonara

@yarue_delapleve_xd

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