||E s t o c o l m o||

|| C a t o r c e ||

Katarina cerró los ojos tratando de calmar su miedo al hombre que alguna vez había amado.

Eren estaba ahí.

Ella no llegaba a creer del todo que Eren Jaeger estuviese de parte del hombre que había maltratado a una cría de 17-18 años.

--Katarina, baja el arma.--

Katarina no apartaba su celeste mirada de Zeke, le daba miedo que Eren pudiese llegar a hacerle daño, que pudiese matarla dejándose llevar por las acciones de su hermano y los celos, no por nada habia compartido cama con el menor de los Jaeger, conocia a la perfección cada uno de sus gestos.

La voz de Eren sonaba lejana, no obstante tendría que mantener el porte si quería mantenerse con vida al menos un poco más.
– Hacia mucho tiempo que no nos veíamos Katarina... Déjame pensar...¿Desde tu boda con Eren?–

La pelirroja mantenía el silencio sin mover la pistola de la sien de Zeke, plenamente consciente de que la manipulación de Zeke iba directa a lo sentimental, que pena que ella no sintiese nada.

–Oh, perdona, que os habéis divorciado hace poco ¿Me equivoco?–

Katarina arqueó la ceja, reprimiendo cualquier sarcasmo que pudiere salir por su boca en aquellos momentos y en el fondo de su corazón, deseando estar en su cama, no importa con quien, simplemente estar ella sola con sus pensamientos, mirando el techo aburrida o escuchando alguna canción.

–Vamos Eren, cuéntale a tu amada el motivo de vuestra separación–

El rubio miró a su hermano con una sonrisita de superioridad, no obstante Katarina aprovecho ese pequeño momento de divagación para propinar una patada en la espinilla a Zeke, girandose hacia el que alguna vez llegó a a ser su marido y arrebatadondole la pistola de un simple tirón.

Ahora la amenaza de Zeke no era ser descubierto, era una mujer con nombre y apellidos, que no sólo le estaba apuntando a él, sino que ahora también apuntaba a la persona a la que había arrastrado sin dudarlo a ese abismo.

Nunca se había fijado demasiado en la figura de su cuñada puesto que le parecía de escasa relevancia, tampoco si hermano le había dicho que era la pelirroja quien llevaba el caso en el que él estaba implicado.

Después de mucho, Katarina habló.

–Tú–

Dijo refiriéndose a Eren sin encontrar las palabras adecuadas para referirse a  él como un perro.

–Coges el teléfono que hay en mi escritorio y llamas a Nile Dock–

Por primera vez, Eren tenía miedo de ella y no era el único, Zeke no se veía en la posición de arrebatarle ninguna de las dos armas a la pelirroja puesto que si esta apretaba el gatillo, uno de los dos hombres del antro acabaría muerto o gravemente dañado.

–No le hagas caso Eren, no es capaz de dispararte–

La mirada celeste de Katarina se puso sobre Zeke y sin parpadear, apuntó con el arma a la pierna del rubio y apretó el gatillo.

El disparo resonó por toda la escena del crimen.

Zeke cayó al suelo reprimiendo un grito de dolor.

–Que bien Zeke, ahora sientes un ápice del dolor que siento–

Era el momento idóneo para usar el sarcasmo.

–¿Eres cortito o que?–

Katarina posó el arma sobre la sien de Eren incitándole a cumplir sus órdenes. El moreno, ligeramente asustado, no tardó en obedecer y con las manos temblando tecleo los números que le dictaba Katarina.