No solo el veneno es letal.
Esto es la mafia italiana.
Claire una huérfana que aprendió que la vida no es fácil de la manera difícil.
Una noche después de varios tragos bailando en una discoteca se topa con un hombre que todo en el señala peligro...
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Claire
Lo que ocurrió en esa oficina frente a la pintura fue nada más que una plática casual, si nada más.
¿Entonces por qué siento palpitación entre mis entre pierna?
Gruño en frustración caminando en mi cuarto esperando a que esa sensación se desvanezca. Debe ser porque no he tenido acción en un tiempo, si, no es por ese hombre.
Me acerco a la ventana e intento abrirla para recibir un poco de aire fresco, pero veo que están literalmente selladas, es prácticamente un marco con vidrio. Maldigo internamente.
Bajo la mirada y lo que tengo a la vista es a Daniel quien está sin camisa, en realidad la tiene sobre su hombro mientras levanta el capo del auto. Un maldito Lamborghini negro. El ve con el ceño fruncido, parece ser que el auto tuvo algún problema.
Pero diablos olvidando el hermoso auto este hombre tiene una un cuerpo escultural. Como si dios lo hubiera esculpido con la más fina arcilla y trazado con delicadeza cada uno de sus abdominales, sus brazos, esa espalda.
Si, me atrae, mucho.
Es tan solo atracción sexual.
Veo que saca su mano un poco engrasadas y se la limpia en su jean muy cerca de su entre pierna lo que influye a mi imaginación y tengo que apretar los muslos.
Apresurada entro al baño y veo a la bañera.
—Si un baño ayudara.
Me despojo de mi ropa llenando la bañera con agua tibia, veo un bote que parece ser jabón así que lo agrego al agua lo que provoca bastante espuma. Perfecto.
El agua tibia con mi piel se siente increíble una vez dentro, espero un tiempo a que la relajación me recorra. Pero no me ayuda del todo, aun siento esa necesidad en mis partes vaginales que me causan ansiedad. Necesito liberarme, un orgasmo, solo eso necesito.
Bajo mi mano encontrando mis pliegues con ligera humedad cuando introduzco un dedo. Diablos se siente bien. Casi en necesidad metro otro de mis dedos, metiéndolos y sacándolos en un vaivén placentero. Con mi otra mano busco con los dedos mi clítoris y la combinación de ambos toques se sienten demasiado. Sigue sin ser suficiente para tener mi orgasmo.
Cierro los ojos y la imagen de el surge, ahora son sus manos que recorren mi piel y juega con mi placer, me mira con esa mirada gris penetrante y chillo por la sensación.
Me sienta mal que sea el quien me tiene tan excitada, pero a la mierda solo es fantasía.
Maldita perfecta fantasía perversa.
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