6.

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Yibo parpadeó al oír el sonido de su alarma. Tardó un momento en notar el peso en el pecho que le dificultaba alcanzar el teléfono.

Zhan.

Yibo sonrió mientras apagaba la alarma y dejaba que los recuerdos de la noche anterior lo invadieran. Lo había conseguido. Había conseguido ligar con un hombre. Un hombre que realmente le gustaba. Un hombre que ahora estaba desnudo y durmiendo felizmente en su cama, acurrucado contra él.

Pero Yibo tenía que irse. Mierda. El coche estaría aquí en, ¿Qué? ¿Cuarenta minutos?

Suspiró y se giró para besar la parte superior de la cabeza de Zhan antes de deslizarse por debajo de él. Zhan emitió un pequeño ruido de protesta somnolienta, pero enseguida volvió a sumirse en un profundo sueño.

Yibo se dio una ducha rápida y estaba en el dormitorio de vuelta, poniéndose la camiseta, cuando oyó crujidos.

—Hola —, dijo Zhan, aturdido. Estaba apoyado en un codo, tenía el pelo revuelto y un ojo cerrado. Adorable.

—Siento haberte despertado —, dijo Yibo. —Tengo que irme. Puedes quedarte si...

—No, debería irme. Yo, uhm...

—¿Trabajas hoy? 

—No. Si tuviera que trabajar hoy, habría llegado tarde hace una hora. Sólo... Debería ir a casa.

—Bien.

—Sí.
  
Zhan ya estaba fuera de la cama, recogiendo su ropa del suelo. Se vistió rápidamente y se dirigió al baño.
Yibo exhaló. Este era un territorio desconocido para él. Zhan no era su novio, pero tampoco era un simple ligue de una noche. Al menos, no para Yibo.

—Mañana trabajo —, dijo Zhan, cuando salió del baño. Parecía tan inseguro como Yibo. —Juegas mañana por la noche, ¿Verdad?

—Sí. Y el sábado.

—Bueno, supongo que te veré mañana por la mañana. A menos que creas que ese batido mágico ya no funciona.

Yibo sonrió.

—Creo que todavía funciona. Te veré mañana por la mañana, entonces.

—De acuerdo.

Zhan salió del dormitorio y Yibo lo siguió. Observó cómo Zhan recuperaba su abrigo y su mochila del suelo y se ponía las zapatillas.

—Que tengas un buen entrenamiento —, dijo Zhan cuando estaba listo para irse.

—Gracias —. Yibo frunció el ceño. ¿Por qué era esto tan incómodo?

—Mañana por la mañana, entonces.

—Sí. Mañana.

A la mierda.

Yibo se acercó a Zhan y lo besó. Le sujetó la cara con las manos y trató de mostrarle lo que sentía, ya que no podía decírselo. Zhan pareció oírle, porque le devolvió el beso con el mismo fervor y fue todo lo que Yibo pudo hacer para no apretar a Zhan contra la pared, desabrocharle los jeans y...

—Nos vemos —, dijo Zhan, murmurando las palabras contra los labios de Yibo. —Mañana.

Yibo lo dejó ir de mala gana. Quería acompañarlo hasta la puerta principal, pero no era necesario. Zhan no necesitaba los códigos para salir del edificio. Además, era mejor que nadie los viera juntos tan temprano en la mañana.

Después de que la puerta se cerrara, Yibo se tiró contra la pared, maldiciendo lo jodidamente difícil que era esto. No era sólo ser gay, o ser famoso. Eran ambas cosas combinadas y saber que no era posible ser abiertamente quien era en su línea de trabajo.

S5.Where stories live. Discover now