Zhan regresó al apartamento de Yibo (¿De ellos?) tras su último turno en Straw+Pix.
Por el camino tiró su gorra de béisbol de fresa a un cubo de basura.
Haría una parada rápida en casa para cambiarse porque iba a reunirse con
Ziyi y Lusi para tomar una copa de celebración. Pero primero quería ver a Yibo porque esta noche era el sexto partido de la final, y había muchas posibilidades de que los playoffs terminaran esta noche con los Admirals ganando la Copa. Zhan estaría en el partido más tarde, por supuesto, pero esperaba poder robar un momento de tranquilidad con Yibo antes de lo que seguramente sería una noche agitada y emocionante.
Yibo había tenido una reunión de equipo esa mañana, pero dijo que estaría en casa por la tarde para echar una siesta y, en general, para intentar relajarse antes del gran partido. Los largos vuelos y las diferencias horarias habían aumentado el estrés de la serie.
En el apartamento, Zhan encontró a Yibo en la cama.
—Hola —, dijo Yibo, levantándose sobre un codo. Pelo desordenado, músculos por todas partes, y Zhan aún no podía creer que fuera su novio. —¿Cómo fue el último turno?
—Sin incidentes —, dijo Zhan. —Pero te he traído algo. Para la suerte.
Le tendió un batido azul. El último que tendría que hacer.
—Aww —, dijo Yibo, alcanzándolo. —Espero que el nuevo personal pueda hacerlos así de buenos.
Zhan fingió horror.
—¿Dejarías que otro te hiciera un batido?
Yibo sonrió.
—Estaría pensando en ti todo el tiempo. Lo prometo.
Zhan le besó el pelo.
—Tengo que salir en un minuto. Ziyi y Lusi se reunirán conmigo en media hora —. Se quitó la camiseta.
—Supongo que tengo que ir pronto a la pista de patinaje —, suspiró Yibo. —¿Van a hablar de mí?
—Definitivamente —, dijo Zhan, mientras sacaba un nuevo par de pantalones del vestidor. —Ziyi ha llamado a esto "La reunión secreta de la sociedad de personas que saben sobre Yibo y Zhan". Espero al menos un centenar de preguntas de ella.
Yibo sonrió y sacudió la cabeza.
—No va a ser un secreto mucho más tiempo, supongo.
Zhan se puso una camiseta limpia y se acercó a la cama. Levantó la cara de Yibo y le dio un lento y adorable beso que sabía a arándanos.
—Cuando estés listo —, dijo suavemente. —Incluso el simple hecho de que mis padres y algunos de mis amigos sepan lo nuestro me hace sentir mucho mejor. No hay prisa para el resto del mundo.
Se giró para ir al baño, pero Yibo le agarró la muñeca. Zhan se volteó.
—Gracias —, dijo Yibo. Su rostro y su tono eran muy serios. Sus ojos parecían querer decir algo más, y Zhan deseaba que lo hicieran porque no tenía ni idea de por qué Yibo le estaba dando las gracias.
—¿Por qué?
—Por todo. No sé qué pasará esta noche —si ganaremos, o si me subiré a un avión a Ningbo justo después del partido— pero quiero que sepas que ni siquiera estaría jugando esta noche si no fuera por ti.
Zhan frunció el ceño.
—Por supuesto que sí. ¿Qué tengo que ver yo con...?
Yibo negó con la cabeza.
