Capítulo 11

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¿Investigar? ¿A esas horas? Sizhui, quiso saber que tan cuerdo estaba el desconocido como darle semejante oferta. Tampoco parecía importarle como se encontrar el clima tan relajado a su lado que podría resultar una amenaza. ¿Debía seguirlo? Aun temía que Jingyi fuera a desaparecer otra vez, y no podía dejar de saber que estaba en el territorio enemigo.

Sin embargo, no tenía miedo, extrañamente, no lo sentía, podría despejar su mente y regresar. Quizás podía encontrar la manera de poder hablar con su hermano. No estaba Hanguang-jun para poder preguntar, o, aunque le avergonzaba un poco, saber que podría tener un poco de consuelo de su parte.

—Está bien.

A-yuan cerró los ojos y negó en lo que seguía al discípulo de ropas negras. No lo había visto antes entre los invitados, casi parecía que quería saltar en lo que caminaba, además... se veía muy pálido.

—¿Estás bien? —preguntó preocupado.

—¿Hmm? ¿Por qué, pequeño Lan? Este Shixiong es el más saludable de todos.

—Parece un poco enfermo, aunque no sé dónde queda la sala medicinal, podemos preguntar.

Es un poco tarde, pensó. Casi no se habían topado con los discípulos Jin patrullando.

El discípulo sonriente, negó—. Tranquilo, tranquilo, estoy en perfectas condiciones, aunque no diría lo mismo de ti, ¿Visto un cadáver o cómo? O... ¿Es por tu hermano?

—Sí- ¿Cómo- cómo sabes sobre nosotros?

El hombre se encogió de hombros, y girándose en su dirección. Sizhui se detuvo, y retrocedió un poco, asustado. No había sido la primera vez que tratan de querer atacarlo para molestar a su tío Lan, frunció el ceño, preparándose para tomar algunos talismanes, si era necesario. Ya Jingyi, había sido atacado.

—Alto ahí, cachorro, soy bueno, no hay necesidad de atacarnos. Conozco al líder de secta, además puedo decir que se parecen un poco, no creí que realmente lo eran.

O por el lunar detrás de sus orejas que ambos comparten. Wei Wuxian sonrió, y siguió caminando, tarareando.

Sizhui, quien solo observó su largo cabello moverse por el viento, dudó volver a seguirlo. Un desconocido que parece tener mucho más conocimiento de ellos como discípulos, y solo le ofrece una sonrisa, era... extraño a primera vista. Ni siquiera se inmutó en querer atacarlo, parecía mucho más relajado, mientras caminaba. ¿Quién era?

—¿Está bien tu hermano?

—Lo está... ¿Perteneces a alguna secta? —preguntó, corriendo a su lado.

Wei Wuxian negó e hizo una mueca—. Para nada, como soy un poco problemático prefiero ser un cultivador errante. Zixuan, me permite visitarlo algunas veces.

—Entonces... alguna vez... usted escuchó sobre, ya sabe, ¿El patriarca Yiling?

—¿Quién no? Es una gran leyenda que hizo caer a casi todas las sectas con sus cadáveres, y esa maldita energía resentida. ¡Incluso hizo caer al gran Hanguan-jun! ¿No es así, pequeño Lan? —dramatizó el discípulo, mientras imitaba tocar una flauta y caminar tan lento como un cadáver. Lan Sizhui solo negó divertido.

—Sí... yo también conozco esa información.

—¿Entonces? ¿Qué quiere saber? Pareces ser demasiado curioso con él.

¿Curioso? Sizhui no creía eso, era solo información que todos conocían desde iniciaron sus clases con Lan Qiren. La maldad que recorrió el mundo de la cultivación hasta la liberación que se vivió en aquel momento gracias a su muerte.

La oscuridad que los protege; XuanXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora