Extra

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Días después de que Jin ling se entera de su origen

Había caído la noche cuando Jin Zixuan recorría los pasillos de la secta. Hacía poco había entrado en la habitación de su hijo para asegurar su bienestar. Jin Ling descansaba con una expresión relajaba en su rostro, y eso era suficiente para él. Con todo lo que él estaba descubriendo, no quería crear en él, ese sentimiento de venganza que fuera a afectarlo en su crecimiento aún era un niño.

No sería lo correcto.

Apenas y podía soportar a Jiang Wangyin, mientras que Jin Ling apenas y le hablaba cuando se acercaba a él. Jiang Yanli, había logrado detener por un tiempo las visitas de su hermano para que se centrara por completo en la celebración en Yummeng, en donde ella participaría. Ahora solo serían ellos dos... tres.

Su querido esposo siempre parecía hacerle recordar ese hecho a Jin Ling, y realmente agradecía esa deidad o lo que fuera que él aun pudiera estar con él. Sin embargo, Wei Wuxian, su querido a-ying, seguía siendo solo un alma en pena, una que no podría regresar a la rueda del olvido, ni podría vivir una nueva vida.

Estaría encadenado a la Torre Koi hasta que fuera quizás olvidado, o escuchado para que lo dejaran avanzar.

Un castigo, escondido debajo de aquel buen deseo.

—¿En qué piensas pavo real? Ni siquiera te das cuenta de que te he estado siguiendo —escuchó a su lado, sobresaltándolo—. ¿Ves? Si no fuera yo, cualquiera te hubiera atacado por tener la guardia baja.

—A-ying me protege, no debo preocuparme por eso.

—¡A-xuan! ¡Claro que lo haría! Pero, no puedo aparecer siempre, eso lo sabes.

Jin Zixuan asintió, y se detuvo por el pabellón olvidado que había construido para su familia. En donde el estanque de loto se hacia lucir en el medio, grandes y ya pronto para recoger sus semillas. Wei Wuxian suspiró a su lado, mientras caminaba hacia el estanque, seguido por él. Zixuan se sentó sobre el banco que había construido cerca.

Sería la sorpresa que mantenía para él. No podía regresar a su hogar, sin embargo, podría traer un poco de Yummeng a Lanling. Sus hijos crecieran alrededor de ellos, y podrían sentarse a verlos corretear alrededor. Ese había sido su sueño, tener a su familia completa... solucionar todo y ser felices.

—Era una sorpresa —habló Zixuan, después de que ambos se sumergieran en un largo silencio, en donde las imágenes fantasiosas se hacían presentes—. Pensé en enseñártelo cuando los niños estuvieran aquí, sé lo mucho que quisiste comer semillas de loto en el embarazo.

—A-xuan.

—Wen Qing siempre me lo hacia saber, cada vez que llorabas por mí, por tu familia, por Yummeng Jiang, incluso cuando las pesadillas solo hacían gritar sin dejarte dormir. No sabes cuantas veces desee estar allí, a-ying, en cada uno de esos momentos, no solo algunas veces, por eso adelante todo. Quería que vieran la vida con otros ojos, que los Wen vivieran los que le quedaba de vida en paz, que nada los perturbara. Wen Qing lo sabía, se lo había prometido después de todo el sufrimiento que la secta le causó.

Bajó la mirada, observando las marcas de sus manos, las lágrimas cayeron sobre estas. Solo fueron segundos para que todo terminara. Sin sus risas, sin gritos infantiles, sin la voz de Wei Ying correteando a los niños. No estaba su familiar olor, no había nada de lo que deseó en su hogar. Solo ese infernal vacío que odiaba.

Las sombras envolvieron sus pies, mientras el frío tanto de Wei Ying recayó en su cabello—. Zixuan... no creímos que sería así. Ambos lo sabemos, perdimos tanto... por el egoísmo externo. Es mi culpa, A-xuan.

—No digas eso, a-ying —interrumpió el lider, levantando la mirada hacia su esposo. Notando que no era el único que lloraba, a diferencia de él... los carmesí ojos de Wei Wuxian brotaban lágrimas de sangre, mientras una mueca muy lejana a lo que fue su sonrisa se extendió por su rostro.

—Entre los dos caminos, buscar un tercero nunca fue bien visto, nuestra familia... acabó por mí. Por el poder que tenía y al que le temían. Si no hubiera hecho eso... si hubiéramos escapados... solo si...

Jin Zixuan negó, levantándose y tomó el pálido rostro entre sus manos chocando suavemente sus frentes. Había muchos deseos que quedaron a medias para ellos, pero la culpa jamás sería suya. Nunca lo sería.

—A-ying, te amo, te amo tanto y siento no ser lo suficiente fuerte para proteger a nuestra familia, pero no es tu culpa ni la mía —pasó sus pulgares sobre su fría piel, limpiando las oscuras lágrimas.

—A-xuan es un amante muy amoroso, Lan Zhan se burlaría de ti si te escuchara.

Las burlas siguieron por parte de Wei Ying, olvidando por completo las lágrimas que antes rodaban su rostro, o solo dejando de lado sus recuerdos.

La oscuridad que los protege; XuanXianWhere stories live. Discover now