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La magia era algo a lo que estaban acostumbrados desde que obtuvieron consciencia de ellos mismos, era su esencia y lo que les hacía brillar por entre todas las personas en el mundo de los iguales. Luego de una catástrofe en su idíli...
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Un nuevo amanecer se presenciaba en Arcadia a las 4:30 de la mañana, la ciudad se mantenía en calma con algunos pocos ciudadanos recién despertando o volviendo a casa luego de sus horarios nocturnos. Debajo de un particular puente, se llevaba a cabo una batalla entre dos seres místicos.
—Ríndete, Kanjigar.— Habló el ser de color más oscuro, calmando su respiración.
—Un cazatroles nunca se rinde.— Respondió el de armadura, sosteniéndose de su espada para levantarse. —Prefiero morir.
—Términos aceptados.— Gruñó el otro lanzándose en una nueva batalla contra el de armadura.
Los troles luchaban con todas sus fuerzas para conseguir lo que querían a las sombras de Arcadia, aquel trol de armadura, Kanjigar "El Valiente", sabía que este momento sería su final, pero haría todo lo posible para que el amuleto no cayera en las manos de Bular. Lentamente, los rayos del sol comenzaban a cubrir la ciudad de Arcadia, por lo que ambos troles trasladaron su batalla a las vigas del puente luego de que Kanjigar quemara su mano al intentar recuperar su espada.
En un instante, Bular amenazaba con terminar la vida de Kanjigar al forzarlo a mostrarse antes los rayos del rol, pero el de armadura imitó su jugada sosteniendo la mano de Bular ante la luz.
—Seré yo o el sol. En todo caso, estás perdido.— Bular le amenazó sacando sus armas.
—No. El amuleto encontrará a un campeón, te detendremos a ti y a tu amo. Tal vez sea mi fin, pero no el de la pelea.
En cuanto pronunció esas palabras, Kanjigar comenzó a retroceder aceptando su destino, su cuerpo se endureció ante el sol y se hizo pedazos al caer contra el suelo. Bular se limitó a gruñir de impotencia, su objetivo estuvo tan cerca de cumplirse y fue completamente arruinado, si se asomaba al sol, recibiría el mismo destino que Kanjigar, por lo que no tuvo más opción que retirarse.
El amuleto brillaba en la cima de las rocas, listo para escoger un nuevo campeón, un nuevo cazatroles.
A las 6:00 de la mañana las alarmas de la familia comenzaron a sonar, Cassandra buscó su despertador, pero no lo encontraba con el tacto y el ruido iniciaba a ser molesto, al abrir los ojos se encontró con la mayoría de sus pertenencias flotando por su habitación.
Frotó sus ojos recordando el sueño que tuvo antes de despertar, observaba un amuleto desde la lejanía que brillaba de color azul eléctrico en medio de la oscuridad, aunque tenía la intención de buscarlo, sentía como si el amuleto se alejaba más y más. Suspiró levantándose de la cama para ordenar los objetos. No era la primera vez que tenía ese sueño desde que estaban en Arcadia y aunque llegó a suceder en otros lugares—con distintos sueños—nunca le encontró una respuesta y prefería dejarlo pasar.
