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La magia era algo a lo que estaban acostumbrados desde que obtuvieron consciencia de ellos mismos, era su esencia y lo que les hacía brillar por entre todas las personas en el mundo de los iguales. Luego de una catástrofe en su idíli...
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Eran las 2 de la madrugada y Jim volvía a dar una vuelta en su cama sin poder dormir, estaba ansioso por la pelea que le esperaba al amanecer, no se sentía listo para enfrentarse a Draal, ni siquiera estaba seguro de si viviría para contarlo. Su amuleto no dejaba de brillar provocando que su sueño se espantara una vez más.
Cansado de su incesante brillo, tomó el amuleto observándolo bien, la luz cayó en uno de sus pósters y las letras cambiaron de diseño. Una idea llegó a la cabeza del cazatroles, abrió el libro de historia trol y apuntó con el amuleto a las palabras escritas en él; los pasajes cambiaron de trolés a inglés.
Su radio sonó emitiendo la voz de su mejor amigo. —Jimbo, ¿estás despierto?— De un salto alcanzó la radio y se asomó a la ventana.
—Sí, ¿cómo puedo dormir?
—¿Y qué haces?
—Leyendo.
—Mañana será un gran día, ¿estás listo?— Jim lo pensó un poco antes de responder.
—Nop.
—Sí, yo tampoco.— Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Jim al escuchar a su mejor amigo. —Buenas noches, Jimbo.
—Buenas palabras de aliento, Tobes.— Respondió con algo de diversión, la batalla lo esperaba a la vuelta de la esquina.
La mañana del viernes llegó con el despertador señalando la hora de levantarse, parecía un día normal para los gemelos quiénes se encaminaron hacia la escuela a su primera clase del día; Historia Universal. Era la primera vez que Cassie se encontraba distraída, no logró dormir lo suficiente y los objetos de su habitación amanecieron flotando por doquier, ahora no podía evitar dirigir su mirada hacia los asientos de Jim y Toby, o a la ventana con la esperanza de verlos en la calle.
No era la primera vez que se ausentaban, desde aquel viernes que se retrasaron, el par de amigos dio un cambio radical y su ausencia a clases se hizo constante. Mordió su lápiz exhalando con fuerzas una vez más, su mirada puesta en el asiento vacío de Jim.
—¿Skoriot iksos ziry?— Murmuró para ella misma, Chris pellizcó su mano haciéndola callar.
—Necesitas relajarte.— Susurró, vigilando que Strickler siguiera enfocado en el mapa de la clase. —Intenta no hablar de esa forma.
—Lo siento.
—Jóvenes LeRouge.— Llamó la atención de los hermanos, esperando un regaño se limitaron a escucharlo con atención. —¿Alguno de ustedes podría decirme qué fue lo que dijo Héctor hacia las masas de Troya?
