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La magia era algo a lo que estaban acostumbrados desde que obtuvieron consciencia de ellos mismos, era su esencia y lo que les hacía brillar por entre todas las personas en el mundo de los iguales. Luego de una catástrofe en su idíli...
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Clara no hizo mención de lo que vio en casa de Jim para que los gemelos no levantara sospechas, aunque la de mechón azul estaba aún más confundida que antes, sobre todo después de despertar en su cuarto cuando recordaba haberse desmayado en el sótano de la residencia Lake, necesitaba hablarlo con ellos, en especial con Chris, él sabía algo, pero debía esperar a que fuera el momento correcto.
La pócima de Keane funcionó mejor de lo esperado y Cassie se encontraba más animada que nunca, tanto que incluso invitó a su mejor amiga a una pijamada en su hogar.
Fue un tanto difícil que los padres de Clara aceptaran, porque no querían dejarla sola después de aquella vez, pero al saber que una chica tan responsable como Cassie acompañaría a su pequeña, y porque tenían mucho trabajo que hacer, decidieron permitirle ese lujo. Habían preparado el hogar para su llegada, Chris parecía ser el más entusiasmado por su visita, pronto cayó en cuenta que también vendría con NoEnrique, por lo que debía mantener un ojo en él durante toda su estadía.
Keane llamó a Cassie minutos antes de que los Núñez llegaran, tenía su brazalete y también cargaba con el báculo de su madre, que pasó a pertenecerle a Cassie al cumplir los 13 años.
—Olvidé levantarte el castigo hace unos días.— Keane le entregó sus pertenencias mágicas. —Y también encontré tu báculo.
—No te preocupes, papá. Yo también me había olvidado.— Soltó una carcajada, Cassie tomó el báculo, sorprendiendo a su padre. —Me gustaría empezar a usarlo.
Keane le sonrió orgulloso al ver que estaba siguiendo los pasos de su madre, él no había dejado su brazalete sino hasta cumplidos los 30 años. El timbre de su hogar sonó, Cassie guardó su báculo y se dirigió a la puerta junto a su padre para recibir a su mejor amiga, traía a su hermanito en brazos y un bolso con algunas pertenencias de ambos.
—¿Realmente no tienes problema con cuidar a Enrique también, Keane?— La madre de Clara preguntó preocupada. —Aún estoy a tiempo de llamar a la niñera, puede ser difícil cuidar de cuatro niños al mismo tiempo.
—No te preocupes, Ophelia. Soy profesor, puedo encargarme de más niños si es necesario.
Los tres adultos rieron, Javier Núñez dándole la razón y que Ophelia no podía opinar lo mismo por su trabajo de tratar con adultos. Finalmente se retiraron, Chris llegó para saludar a Clara mientras se acomodaban en la sala de estar, minutos después, Keane se despidió de las chicas llevándose a Chris con él a regañadientes. Quería pasar tiempo con Clara y especialmente mantener vigilado al bebé, pero debían reparar el coche que parecía haberse averiado por arte de magia y, por alguna razón, Keane prefería repararlo a mano que utilizar la magia de su hijo.
