A 5 lágrimas los besos

3.8K 301 169
                                    


Cuando la gente decía:—¡Mira que hermosas son las hijas del señor Ackerman!—Yo sabía que se referían a mi hermana Mikasa. Yo la amaba, la amabas más que a nadie en el mundo incluso más que a mi papá, incluso después de aquel día donde me enteré que se casaría con Jean el chico que me gustaba, incluso así no dejé de amarla ni un segundo.

La verdad es que no la odiaba por eso con exactitud, más bien estaba decepcionada. Las dos conocimos a Jean una noche cuando Sasha cumplía años y nos lo presentó junto con Connie como dos buenos amigos, tan pronto lo vi me fleché de él.

Mikasa por su parte estaba ajena a la existencia de tal individuo porque en su mente y corazón rondaban más vivos que el sol en un solsticio de verano, su amor de infancia al cual llamaré "El innombrable".

Luego de esa cena yo me quedé con el número de Jean registrado en mi teléfono y su bella sonrisa en mi corazón.

—Es muy guapo, ¿Verdad?—Le comenté a mi querida hermana la cual se encontraba pelando unas papas en la cocina mientras yo la observaba aportando mi compañía.

—¿A quién te refieres?

—A Jean, el amigo de Sasha.

—¿Te gusta?

—Un poco. Le escribí y estamos hablando, pero ya sabes...no es como que sea algo seguro ni nada del otro mundo.

—Entiendo.

Y no volvimos a hablar del tema, por mi parte siempre que podía respondía a los estados de Jean sin querer parecer muy intensa y dos meses que para mí parecieron segundos mi hermana una tarde se acercó y me contó sobre algo:

—Empezaré con una nueva rutina de ejercicio, Sasha me recomendó un amigo suyo.

—¿Sí?—Pregunté poniéndole atención.

—Así es, es entrenador personal. Se llama Jean.

El botón de alarma roja se prendió.

—Sí claro, Jean.

—¿Lo conoces?

—¿No te acuerdas? Lo conocimos en el restaurante.

—¡Oh!

Mi hermana se puso de pie y se dirigió a la cocina de aquel apartamento que ambas compartíamos. Se puso a cocinar y yo me fui a duchar. En la ducha me sentí nerviosa, estaba segura de que nada bueno podría salir del entrenamiento porque no existía hombre en la faz de la tierra que llegara a conocer verdaderamente a mi hermana sin caer rendido a sus pies. Y así...a tan sólo 1 mes de empezar su entrenamiento mi hermana se hizo su novia, al tercer mes ya estaban comprometidos y ahora estaban a pocos meses de casarse.

No tenía mucho dolor, es decir, no es como que yo amara a Jean, sólo me gustaba un poco. No detesto a mi hermana, la amo demasiado. Mi sentimiento es de decepción y la razón es simple, mi hermana lo olvidó.
Si mi hermana hubiera recordado que le había comentado que Jean me gustaba meses atrás, jamás de los jamases se hubiera metido con él, pero lo olvidó, olvidó fácilmente algo importante para mí y ahí descubrí que una persona como yo no importaba tanto como para que los demás recordaran mis sentimientos.

Yo era la amiga de todos, pero nadie era realmente mi amigo, sabía que todos necesitaban algo de mí, todo aquel que se llegara a acercar a mí era porque necesitaba algo pero yo no necesitaba nada de nadie, no está mal. Estar sola es estar con uno mismo ¿Quién puede ser tan jodidamente insoportable para no tolerar su propia compañía?

Así que me enfoque sólo en mi, caminando por la vida como si yo fuera lo más importante y se sentía hermoso.

Como siempre, me encontraba sentada en mi lugar habitual tomando clases en la universidad, esperando atentamente a que llegara el nuevo profesor de la asignatura.

Escenarios 2 (Eren Jaeger X Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora