Escenarios 2 (Eren Jaeger X Lectora)

El diablo +18

"Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser." (Ezequiel 28)

Y llegó en forma de hombre, con estatura de 1.83, esmeralda eran sus ojos y fuego ardiente su sentir, un objetivo traía en mente y ser portador de ella, cual maldita era entre todas las mujeres y bendita la sensación que aquel demonio le haría sentir.

—(...)—La llamó su madre—Ven aquí, te necesito.

—¿Qué ocurre madre?—Le preguntó acercándose—Aún no he terminado de limpiar mi cuarto.

—Eso puede esperar—Dijo con prisa—Hay algo aún más importante.

—Te escucho—Dijo frente a ella con dedos entrelazados y cara que fingía atención pero exhibiendo su notable hiperactividad.

—Habrá un baile en el pueblo. Vendrán muchas personas de la ciudad y algunos con mucho dinero.

—Y yo que no sé bailar—Se apresuró, dándose la vuelta  más fue traída de vuelta a su madre.

—Déjate de mamadas, no estamos para esto, tu holgazanería hará que todos paguemos caro.

—Pero si así no es como hablaría una dama—Expresó con un sarcasmo burlón, su madre intolerante a rabiar, la abofeteó muy fuerte.

—En tu vida—Volvió a reafirmar—¡En tu puta vida me vuelvas hablar así, hija de la gran puta!

La joven se sobó la mejilla, pagó caro su insolencia, bien merecido; Ahorrándose las ganas de decirle que con aquel último insulto se insultaba a ella misma pero ya vez—Pensaba para sí misma, ¿Quien podía entender a una madre más que ella misma?

Suspiró en silencio, sin sentir nada más que más ira su madre le habló con voz más firme:—Ya te lo dije, no me importa si no sabes bailar, Irás de todos modos. Ya estás en edad de buscar marido y no esperaré a que tu belleza se apague y te pudras junto a mí o al vegetal de tu padre. No tenemos dinero, necesitamos alguien de notables proporciones.

—...

—Te hice yo misma un vestido, es rojo ardiente y te lo ajusté a la perfección, necesito que en aquel lugar te hagas una conquista que nos bendiga.

—¿Y cómo eso pasará?—Preguntó de lo más honesta—A esos bailes solo van chicas refinadas y obviamente todos sabemos a qué, ademas dudo mucho que algún ricachón de aquellos quiera casarse con alguien de mi estirpe.

—Los hombres no ven estirpe más allá de tetas y culos, si al menos finges estar buena, aunque no lo estés, tienes algo de atención, ya sabes lo que te he dicho—Le recordó— Cuando encuentres el partido perfecto, llama un poco la atención, aprovéchala al máximo, si no es suficiente al menos consigue una prenda suya, si a las buenas no se enamora pues que a las malas se amarre, este mundo es complicado, no hay tiempo para andar esperando a que pendejos le solucionen los problemas sólo si se le antoja, a veces hay que buscar un empujoncito.