i wanna be yours | eddie munson x male oc

𝟒𝟏. 𝐒𝐮𝐩𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

— Chrissy, esta es para ti.

Kit sonrió de oreja a oreja con todo su interior temblando. El primer acorde lo hizo suspirar entrecortadamente, y es que se veía tan concentrado tocando la guitarra que lo hacía ver tan atractivo de una manera que estaba comenzando a hacerlo sonrojar. Las expresiones que hacía  al tocar las cuerdas, sus movimientos, los gestos, todo eso combinado le parecía increíble.

El objetivo de la misión le parecía muy lejos de llamar la atención como su novio lo estaba haciendo, tocando una de sus canciones favoritas: Master of Puppets. El efecto que estaba teniendo en él le daba vergüenza, sabía que ni siquiera la oscuridad cubría sus mejillas encendidas.

Lo pensó una vez y lo pensaría siempre: verlo tocar la guitarra lo hacía mil veces más atractivo de lo que ya era, tenía tanta suerte de tenerlo a su lado. 

— Dios... — susurró con la voz entrecortada en cuanto Eddie subió la mirada y lo observó a los ojos con los suyos totalmente oscuros. Tragó saliva.

Dustin detrás de él sonreía y movía la cabeza al ritmo, mientras que a Kit se le explotaría el corazón de lo fuerte que latía.

Los relámpagos detrás suyo, los murciélagos a lo lejos, él mordiéndose los labios en las partes difíciles y tirando la cabeza hacia atrás mientras jadeaba, estaba tan bueno que no sabía cómo es que terminó fijándose en él. Lo estaba haciendo realmente bien, estaba expresando el desastre dentro suyo con cada acorde, estaba sacando con furia toda la culpa que por dentro lo carcomía, y eso lo hacía aún más maravilloso de ver.

Kit suspiró con nervios, desviando la vista a los murciélagos que cada vez eran más y se acercaban con más rapidez, hambrientos y desesperados por el mínimo ruido. Realmente intentaba no angustiarse.

Dustin tomó los binoculares. — ¡Diez segundos!

Eddie asintió y tocó la mejor parte, y también la más difícil. El aire se le escapó de los pulmones a Kit, susurraba pequeños insultos mientras miraba sus manos moverse con tanta soltura, sus dedos se movilizaban con tal rapidez y precisión a un punto que apretó su mandíbula por la dificultad.

Kit sentía que su rostro se había prendido fuego.

Cuando Eddie dejó de tocar, miró a su chico con una sonrisa ladina mientras jadeaba, Kit definitivamente olvidó cómo respirar.

Dustin estaba entrando en pánico. — ¡Ya, ya, ya! ¡Vámonos!

Salió corriendo bajando por la torre que habían improvisado, Eddie se sacó apresuradamente la guitarra y corrió hasta Kit, comenzando a arrastrarlo hasta el borde, ayudándolo a bajarse con cuidado y corriendo de prisa y con temor al ver a los murciélagos tan cerca, ambos comenzaban a ponerse ansiosos.

— ¡La reja, la reja!

Kit ayudó con manos temblorosas a Eddie logrando cerrar la entrada con la reja que ambos habían improvisado, y chocó con su pecho al dar un salto hacia atrás vociferando un grito en cuanto los bichos se lanzaron contra ellos. Los chillidos de los animales y sus ojos eran aún más aterradores en persona. 

— ¡vamos, Kit!

Lo arrastró hasta estar dentro y cerró la puerta, respirando con dificultad. Los tres se mantuvieron en silencio, procesando todo lo que acababa de pasar, sus rostros cansados formaron una sonrisa de a poco, mirándose entre sí casi con complicidad.

— ¡Eso fue lo más metalero de la historia! — chilló Dustin, abrazando a ambos y comenzando a saltar junto a ellos.

Eddie soltó un grito de emoción y Kit dejó escapar una risa por lo bajo, intercambiaron miradas y se mordió los labios, incapaz de contener tanta emoción que le había causado el concierto improvisado con los murciélagos como espectadores.