𝟒𝟗. 𝐌𝐮𝐜𝐡𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬

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Cuando estuvieron a punto de tocar, el resto de la banda observó con la boca abierta a Eddie pedirle el collar a Kit. La púa era su segundo objeto más preciado en el mundo.

— Voy a necesitar eso otra vez. — murmuró al frente suyo, Kit se lo quitó con una sonrisa divertida.

— Te prometo que te compraré otro.

Él negó con la cabeza. — Nah, me gusta esto.

Kit apretó los labios en una sonrisa y lo miró con ojos brillosos, el mayor subió su mano para acariciar su mejilla fugazmente y caminó de vuelta a su posición, ajustando su guitarra.

Kit estaba viviendo un deja vu. Se había sentado en el sofá con una cerveza en mano y ojos clavados en su guitarrista, esta vez pensando en que ese garage en realidad sí tenía algo especial. Ahí sucedió la causa principal de lo que detonó los sentimientos en ambos, la primera vez que lo vio tocar la guitarra, cantando sólo para él, tocando sólo para Kit. La primera vez que le pidió silenciosamente que dejara su timidez de lado, y él obedeció.

Eddie le sonrió antes de comenzar.

Al igual que la primera vez que lo vio mover los dedos con agilidad sobre las cuerdas del instrumento sus piernas comenzaron a temblar y sus mejillas le dolían de tanto contener su sonrisa, tenía el labio inferior atrapado en sus dientes y observaba casi embelesado a su (afortunadamente) novio. Eddie amaba tener ese efecto en él, sabía que lo derretía y le sonreía de lado con ojos entrecerrados sólo para hacerlo sonrojar aún más. Kit lo detestaba.

Y aunque el momento era entre la banda y él, Kit seguía robando su atención al igual que la primera vez que había invitado a su chico bonito a la noche de práctica, observándolo con sus grandes y lindos ojos brillosos, con sus gruesos y llamativos labios mojados, mirándolo a él y sólo a él completamente paralizado, como si justo en ese momento se hubiera dado cuenta de lo mucho que le gustaba. Lo distinto esta vez no era sólo el hecho de que se habían vuelto una pareja con planes a futuro, sino que no necesitó pedirle en silencio que se atreviera a darle la espalda a los demás para estar con él. Porque ya lo había hecho, lo había seguido al fin del mundo, Eddie sabía que esa vez nada podría detenerlos a ambos.

A pesar de ser media tarde, y que no había luces de colores bañándolos ni demasiado alcohol rodeándolos, Kit y Eddie estaban reviviendo su noche, y los chicos de la banda sonreían como esa vez, sabiendo que Eddie al fin había encontrado a la persona por la que tanto había pedido en sus canciones.

Cuando Corroded Coffin finalizó, todos se quedaron en silencio tomando aire, mirando a sus compañeros de banda con afecto, pensando en todas las prácticas que tuvieron juntos, las frustraciones que sintieron las primeras veces al no lograr coordinar, la emoción de que al menos una persona le gustara lo que estaban tocando, la primera vez que tocaron en un bar siendo los mejores en tocar ahí en mucho tiempo, las veces que simplemente se sentaron junto a sus instrumentos tirando ideas sobre una nueva canción y luego pelear por el nombre que le pondrían (para posteriormente romperse las cabezas contra la pared en busca de la melodía perfecta para la letra), cuando se embriagaban juntos luego de una exitosa práctica y finalmente cuando la banda presenció el momento en que Kit y Eddie supieron que estaban destinados a estar juntos. Lo curioso es que esa vez que el niño bonito apareció detrás de Eddie iluminando el lugar con tan sólo sonreírle fue la última vez que la banda había tocado juntos.

Claramente tendrían toda la vida para seguir tocando y también cada vez que visitaran a Munson aprovecharían tocar en nuevos lugares que podrían darles una oportunidad, innegablemente eran buenos tocando pero sin Eddie en la banda parecía que por un tiempo el camino de Corroded Coffin se dividiría y un pedacito de la banda se iría con ellos a donde sea, pues nunca dejarían de ser CC.

i wanna be yours | eddie munson x male ocWhere stories live. Discover now