VII(III)

105 11 1
                                    

No entiendo a qué le tiene miedo.
De repente fija sus ojos en mi, como si demandara algo.

-Tengo miedo a qué pueda pasar.
Habla él.

-No eres el único.

-Tengo miedo a ser malo contigo injustamente y no darte una oportunidad, como me pasó a mí. Tengo miedo a que estemos igual de mal, que no haya salida.

Esas palabras han sido como un clásico apuñalamiento de película, destructivo y responsable de aniquilar la poca tranquilidad que queda. Teme que seamos repudiados. De repente vomita lo que tiene dentro, en sus entrañas.

-Tengo un peso en mis hombros que no me deja avanzar, hay cosas que quisiera hablar contigo pero sé que no reaccionarías bien, que incluso podrías malinterpretar. Pienso que me estoy comiendo la cabeza como un puto paranoico, que mi corazón va a llorar y yo me quedaré quieto sin mostrar nada porque estaré muy cansado de arreglar todo a mi alrededor sin poder ponerle atención a mi propio interior. Me encantaría poder decirte mil cuentos pero no recuerdo cómo se hace eso de imaginar, eres como un niño al que veo indefenso pero al mismo tiempo un genocida estúpido que no sabe afrontar la realidad. Estás cambiando, y está bien porque necesitas progresar pero cada vez que alguien a mi alrededor mejora yo me hundo más, pero tampoco puedo verte sufrir porque creo que no puedo hacer nada, que no soy capaz de ayudar a nadie y mucho menos a una persona como tú a la que le he tomado cariño a pulso, que se ha ganado un hueco en mi a base de risas tontas en momentos tensos, con comentarios sarcásticos cuando estaba por entrar en pánico. Cuando no creía en la bondad de nadie. Y sí, sé que no he sufrido como tú con tu familia pero de todos modos siento que mi madre y hermana no son buenas mientras que pienso que no las merezco por ser una mierda busca problemas. Estoy lleno de contradicciones que no vas a entender porque yo lo digo, porque yo digo que es así y no cambiará y además-

Le interrumpo mandándole callar, le agarro del brazo y lo empujo contra la cama. Él se queda quieto, no entiende pero sé que lo hará. Le tapo con la sábana y me quedo mirándole. Tiene lágrimas en sus ojos.

-Espera.

Le digo y salgo en busca de un par de lonas de plástico a la casa grande. Regreso y él está hecho un ovillo en el extremo superior derecho de la cama, pegado a la pared.

Es vulnerable, pero sé cómo hacer esto bien, voy a crearle una burbuja, voy a darle mi burbuja.
Cubro las ventanas con las lonas, enciendo una linterna redonda y chata y pongo un vaso de cristal color naranja. No me da tiempo a hacer café ni a quemar madera como para que esté completo, pero entenderá cuando acabe.

-¿Qué estás haciendo...?

Pregunta con claro miedo.

-Ahora verás.

-Te odio.

-Ódiame.

A continuación pongo con un viejo reproductor de música el sonido de la lluvia grabado hace años por mi.
Me siento a su lado, justo cuando él se atemoriza más y se aparta. Tiene terror, cree que le voy a hacer algo.

-Vista, tienes luz cálida. Oídos, lluvia. Tacto, cojines. Me faltan olfato y gusto, café.

-¿De qué hablas...?

𝙾𝙽𝙴𝚂𝙷𝙾𝚃𝚂 | 𝙽𝚒𝚌𝚔 𝙲𝚕𝚊𝚛𝚔 𝚡 𝚃𝚛𝚘𝚢 𝙾𝚝𝚝𝚘Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz