Cinco de mayo (III)

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El castaño oscuro entreabre sus ojos con cansancio a pesar de las horas que ha estado dormido, o más bien en otra dimensión.
No siente su cuerpo, sólo tiene frío.
Mira a su alrededor. Las paredes pulcramente blancas, lisas y limpias, la cortina color cian pálido a su izquierda y una cabellera corta, rubia además de rizada a su derecha. En su regazo, durmiendo. Alza la mirada, ve el gotero funcionando con esa sustancia transparente que parece mantenerle en mejor estado, junto a otra similar. No sabía que era pero le desagradaba. En seguida bajó la mirada hacia su mano derecha, viendo una vía conectada a él. No le importó mucho, sabía que las agujas eran una cotidianidad para él. Luego observó su mano izquierda, vendada hasta un poco más abajo de la muñeca. Luce débil, luce mal.
Las ojeras que se marcan bajo sus ojos ya no sólo son negras, son moradas, como las de un muerto. Sus mejillas están pálidas, de hecho, él en general lo está.
Mira hacia delante, su madre está trabajando. Su padre está en casa tranquilo y su hermana está estudiando. Seguramente hayan estado allí, como la vez en la que tuvo una sobredosis como el irresponsable que es. En ese momento se quedó su madre, también su hermana pero esta empezó a encontrarse mal de ánimos. Ahora está Troy en su lugar. Y se siente muy culpable por ello.
Troy está esforzándose para salir de su horrible casa, de su horrible padre, de su alcohólica madre, trabajar y estudiar a la vez, pero viene Nick a cargarle el momento de paz. Si bien ambos están en último año, Clark estudiando letras y Otto en un ciclo formativo, el primero repitiendo un curso y el último repitiendo dos por problemas personales. Recién está levantando la cabeza, haciendo amigos, centrándose en su futuro, poco a poco cayendo en los brazos de alguien especial, y este decide despegarse de él porque sí.
Claro, porque está cansado de tener que estar colocado para poder sonreír, porque está cansado de aguantar los comentarios de su madre, los comentarios suicidas de su padre, el mal humor de su hermana, el trato con su dealer, quien juega con sus sentimientos haciéndole creer que le quiere para que le compre más heroína. Lo típico, intentó matarse porque sí.
Detrás del fracasado Nick Clark, el vagabundo y descuidado Nick Clark, fracasado, drogadicto, hay algo más. Una persona que está dispuesta a ayudar quién lo requiera, una persona amable y cariñosa. Hay algo detrás de cada uno que vale la pena un poquito, aunque sea un poquito.
Troy lo supo en cuanto lo conoció en una clase de a saber qué. El castaño estaba exponiendo algo con poca gana, y el rubio entró creyendo que era su clase. Llegaba tarde. La profesora le echó la bronca, obligándole a disculparse con el alumno que exponía.

Siento haberte interrumpido... Eh...

—Nick.

—Lo siento, Nicky.

Dijo con la misma sonrisa que había mantenido desde que entró en escena. Y así se fue.
Se encontraban en los pasillos y se saludaban, luego tenían conversaciones y finalmente se reunieron fuera del instituto, quedando en un parque, o para ver una película, incluso para ir de fiesta aunque al menor no le gustara mucho. Poco a poco fueron convirtiéndose en amigos, en muy buenos. Se cuidaban entre sí, confiaban el uno en el otro, y de vez en cuando y con un par de tragos demás se ponían cariñosos, nada íntimo. Sólo abrazos, caricias, palabras sensibles... Afecto.
Ahora Clark está mirando el techo cuando siente que su amigo empieza a sollozar. Está temblando un poquito, lo suficiente como para que se note pero no como para que crea que le ha despertado. Entonces es cuando Nick le pone la mano en el cabello, enredando sus dedos en este para acariciarlo lentamente. Pero Troy reacciona sobresaltado, se gira hacia él con las mejillas un poco mojadas, con una cara cansada pero sorprendida.

—Siento haberte despertado tío, no quería molestar es sólo que...

Y el rubio es interrumpido por su amigo, quién se abalanza sobre él, y con reflejos rápidos, Otto procura acercarse con mayor ligereza para que no se mueva tanto, tirándose encima suya. De pronto se juntan sus preocupaciones, la situación actual, la ira reprimida durante años y se largan a llorar. El miedo de poder haber perdido al otro les puede, y sin avisar de nada Nick se percata de que podría en verdad haber perdido más que eso; podría haber perdido la oportunidad de todo. Todo por lo que en ese momento está vivo, recuerdos con su hermana, verla graduarse, hacerlo él, los momentos minúsculos que agregan serotonina a su mal tratado cerebro. Algo, un atisbo de esperanza se enciende en su cansada alma que en el fondo le pide por favor que no apague esa débil vela que yace casi consumida en una sala totalmente oscura, infinita.
Es ahí cuando por sentir esa pizca de alegría algo saltó en su sistema y tomó el rostro de Troy para apoyar los labios sobre los otros, sin desesperación pero sí con entusiasmo. Y este en respuesta lo tomó con una naturalidad abrumadora, como si pasara con frecuencia cuando era la primera vez que sucedía algo tan bonito, íntimo me atrevo a decir, entre ellos. Otto puso una mano en el cuello de su amigo con suavidad, sólo para poder estar más cerca, para poder mover los labios con fluidez, con cariño sincero. Con el mismo cariño que tenía el castaño por él. En ese momento sus cerebros funcionaron de forma distinta, los colores en sus mentes eran pasteles, como los de una sala destinada a ser el hogar de un ser pequeñito y mágico que tenían que proteger. Era único. Era inocente y puro. Tan esperanzador que levantó el ánimo de ambos muchachos.

𝙾𝙽𝙴𝚂𝙷𝙾𝚃𝚂 | 𝙽𝚒𝚌𝚔 𝙲𝚕𝚊𝚛𝚔 𝚡 𝚃𝚛𝚘𝚢 𝙾𝚝𝚝𝚘Where stories live. Discover now