Axavel © [Versión Borrador]

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Estando frente al grupo de Axavel a una distancia corta y con todos juntos, pude darme cuenta que cada uno de ellos eran jodidamente guapos. No había punto medio, o eran guapos o eran guapos.

Incluso había variedad; teníamos a un pelirrojo, tres castaños, dos pelinegros y un rubio, además, todos parecían tener diferente personalidad, con el mismo aura intimidante, pero diferentes, y es que se podía notar hasta en sus miradas.

Era bastante claro que Axavel era el líder, solo había que ver la forma en la que les hablaba y daba órdenes, los demás lo miraban con atención cuando él tenía la palabra, lo seguían.

Todos se sentaron en los sillones, Axavel se quedó parado y yo me acomodé en una esquina para verlos desde una buena perspectiva a todos y así poder escucharlos con atención.

Vine a este lugar solo por una razón: Obtener información. Y la conseguiría.

Los chicos esperaron a que Axavel empezara, yo también, pero entonces él se volteó hacia mí. Me observó e hizo una mueca.

¡Oh, vamos!

Se acercó a mi con pasos rápidos y me habló en un tono bajo.

─Odio tener que hacer esto, cariño, pero tienes que salir un momento de la sala.

Intenté no verme tan decepcionada con aquella noticia, más que eso, intenté no sentirme mal porque me estaba sacando.

Completamente esperado. Aún no confía en tí, idiota. No te lo has ganado por completo.

Decidí que lo mejor era no insistir, si quería quedarme a escuchar la próxima vez, primero tenía que ganarme su confianza y éste era el primer paso. Puse mi mejor sonrisa de entendimiento y asentí.

─Solo serán unos minutos, lo prometo. Puedes ir a explorar la casa, te sorprenderá la cantidad de cuartos que tiene ─me tomó de las mejillas y plantó un beso en mi frente.

Quedé descolocada unos segundos y parpadeé como idiota varias veces antes de darme la vuelta y salir.

Por favor, deja de hacer eso, estropeas mis planes, caníbal precioso.

Axavel cerró la puerta y me quedé sola del otro lado, pero no me iba a quedar con los brazos cruzados.

Por supuesto que no.

Pegué mi oreja a la puerta y esperé.

A ver, era un simple trozo de madera, era imposible que desviara todos los sonidos, tenía que escucharse algo.

Me deshice de todos los demás sonidos alrededor y me concentre en escuchar la plática que provenía de adentro.

─Sabes que no puede estar acá ─No sé cuál de todos ellos dijo eso.

─No hará nada malo ─ese fue Axavel.

─¿Cómo estás tan seguro? ¿Cómo sabes que ahora mismo no está detrás de la puerta escuchando nuestra conversación?