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Dahyun.
—Eres una idiota.— gruñi ante la actitud de mierda de Nayeon.
—Ni siquiera quiero hablar contigo.— responde cortante sin despegar su vista de la carretera.
—Claro. Después de hacer tal escándalo te haces la santa, genial.— digo sarcásticamente y la mandíbula de Nayeon se tensa. Un silencio se apodera en el coche y yo no puedo hacer nada más que cruzar mis brazos molesta.— infantil.
Me sorprendo cuando el coche para bruscamente y le rezo a todos los santos para no chocar.
—¿Quieres seguir peleando en el coche conmigo en el asiento del conductor?— me pregunta girando su cabeza a mi dirección agarrando el volante con brusquedad.
“Caliente” fue lo primero que pensé al ver la postura molesta y rígida de su cuerpo. No diría que fuera un fetiche pero Nayeon molesta y sería realmente imponía demasiado.
—Haz lo que quieras. No me interesa.— contesto y entonces desearía no haberlo hecho. El coche arranca de nuevo, con el detalle que Nayeon pisa con más fuerza el acelerador sin remordimiento.
Después de 20 minutos en silencio y las múltiples quejas de Nayeon por el tráfico llegamos al departamento de esta. Bajo del coche molesta y me dirijo al elevador sin esperarla.
