CAPÍTULO 9

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Annie

Al día siguiente lo primero que hice fue darme un baño, y cuando salí de la ducha que mis ojos chocaron con los conjuntos de ropa que seguían en la misma posición de la cama suspiré.

Y pensé en lo más lógico, colocarme mi ropa, me importa una mierda si se enoja, no me colocaré esas cosas para que me humille.

Me coloque un vestido que es siete centímetros más arriba de la rodilla, el vestido también era de flores pequeñas blancas, pegado al cuerpo, es azul marino con mangas cortas que muestran mis hombros.

Después de colocarme unas sandalias de andar por casa me tire en la cama para luego mirar al techo, no quiero salir.

Las horas pasan tanto que tocan la puerta de mi habitación y eso me hace entender que es Tarantina.

—Puedes pasar —le grito y la puerta es abierta.

Cuando levantó mi cabeza la veo haciéndome una reverencia sonriéndome.

—Mi reina, cada vez que entró la encuentro mirando al techo —dice apenada esperando mi reacción, esperando a ver si la regaño para no volver a hacerlo o si le sonrió para tener más confianza conmigo.

Hago lo segundo, le regalo una sonrisa que le transmite confianza.

—No tengo más nada que hacer —le digo tirando la cabeza al colchón otra vez para mirar el techo.

—El rey Dereck la espera en la mesa para el desayuno, le pide que no lo haga esperar —siento que se acerca a mi —, le aconsejo que no lo cuestione más y se vista con lo que le ha dejado, cuando se enoja no es nada agradable.

—Iré vestida como ya estoy, no cumpliré su capricho —Tarantina me sonríe y asiente con la cabeza.

—Por lo menos desayune, mi señora. No es bueno pasar tanta hambre —me siento en la cama y ella me sonríe otra vez.

—Gracia por avisarme —ella asiente y se queda esperando a que la deje salir —, puedes irte —se marcha y juro por la Diosa que todavía no me acostumbro a esto.

Reverencias y todas esas cosas, en las manadas también lo hacen pero a mi no me dicen reina, esas son cosas que le dicen a Danton no a mi.

Salgo de la habitación y bajo las grandes escaleras para buscar el comedor. Cuando lo encuentro me topo con una mesa gigante que encabeza Dereck; que está impacientado viéndome de arriba hacia abajo frunciendo el entrecejo —al parecer no le agrada que lo haya desobedecido —a su lado está la chica que me mira seria todavía y no defino si le caigo bien.

Cuando recuerdo aquel libro que leí cuando estuve en el internado todo llegó a mi como flashback, ¡Diosa! Tiene que ser su hermana, ella se llama Araziel.

Respiro más tranquila y me acerco al lado derecho de Dereck quedando frente a Araziel.

—¿Por qué no te vestiste como te demandé? —me dice serio y yo trago saliva.

—Esa ropa no me gusta —lo veo aparentar el puño pero luego me sonríe.

—Bien —digo con simpleza. Levanta la mano y llama a alguien del servicio para que traigan el desayuno.

Desayuno que al solo verlo devoro disimuladamente, en realidad no he comido muy bien, noto que mi comida es diferente a la de ellos y frunzo mi entrecejo.

—¿No comen lo mismo que yo? —les pregunto y Araziel levanta la cabeza y me responde.

—No —lo dice con seriedad —, tu estómago delicado no soportaría la comida o frutas del inframundo.

MI PERVERSO REY DEMONIO [#3]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum