AL BORDE DE LA NADA

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Annie

Cincuenta años atrás...

—Deberías hacerme caso, Annie, llevas ochenta años bebiendo esa cosa, tu utero ya está apunto de ser totalmente disfuncional.

—Ña... —digo bebiendo la tapita que me corresponde —. No deberías de preocuparte por eso Tarantina, yo estoy bien así, no sentir nada es más delicioso que tener que pensar en el idiota y que mi corazón comience a volverse loco, estos cien años han sido a felices para mi, acabo de cumplir doscientos hoy, no me arruines la celebración.

—Sí quieres puedo crear algo que te recupere la fertilidad...

—No lo necesito, sabes que no me importa —guardo la poción —, mejor cuéntame cómo va tu plan.

—Bueno... ahí, realmente creo que ya estoy preparada, y bueno... me voy hoy —explayo los ojos y me acomodo en el sofá.

—¿Qué carajos Tarantina? ¿Hoy? —acomodo mi cabello detrás de mi oreja —, hace literalmente dos minutos estábamos cogiendo con sexys gemelos ¿y ahora me dices que te vas?

—Pues... lo siento, no te lo dije porque cada vez que lo intenté tú me metías un trago a la boca y no me refiero de ayer o hoy, sino que vengo intentándote decir desde hace una semana —, tomo la botella de vodka del piso y le doy un gran trago.

—Aún así me siento traicionada, me abandonaras y no solo a mi sino también a Daniela, éramos el trío maravilla, y ahora tendré que aguantarme yo solita como se queja sobre la muerte de su mate —doy otro trago.

—Te va a dar un coma etílico si sigues bebiendo así —acerca sus dedos a mi frente para quitarme la borrachera pero me echo hacia atrás.

—No, déjame así, estoy mejor así —acomodo mi cabello y le sonrió —, ¿quieres que te acompañe?

—La verdad no sé, estarías muy cerca a ese lugar...

—Se supone que la pócima que creaste hace que pierda mi aroma, se supone que ya no huelo a nada —me huelo la axila —, ni mal olor me da —le sonrió y ella niega con la cabeza.

—¿No te afectará? —me pregunta y niego con mi cabeza pero esta vez más seria.

—Han pasado cien años, joder, tengo más madurez emocional como para no lidiar con hombres idiotas y me los topo —levantó mi brazo y le muestro mi músculo —, ¿ves eso? Es entrenamiento, se partir caras y desprender tráqueas no me van a matar.

—Esta bien, vamos.

—¿Ahora? ¿Te vas ahora?

—Sí, son las cuatro de la mañana, quiero que vean que soy puntual —se coloca de pie y con su mano atrae la maleta.

Mi pecho se encoge al recordar la magia que usa y lo que la hace ser y otras cosas muy turbias que me dan escalofríos.

Me coloco de pie con ella, tomo mi botella y me bebo un sorbo.

Me bajo la máscara y subo mi capa.

Tarantina pasa las palmas de su mano desde su barbilla hasta su cabello y surge la magia.

—Vámonos, y aprovechó que Infierno es el mejor para darnos el paseo.

—Si ajá, siento que usas a Infierno solo por uso de transporte y no le das amor —se coloca una mano en el pecho ofendida y luego sonríe.

—¿Le regale esos collares que lleva, también le construí una cama gigante para el a base de magia, cada que te visito a tu casa le llevo tortas de miel, ¿y soy mala tía?, no puede ser...

MI PERVERSO REY DEMONIO [#3]Where stories live. Discover now