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Rachel.

La sangre me daba náuseas al principio del embarazo. No es secreto. Pero ahora...

Ahora lo que me provoca es satisfactorio. Ver a Antoni arruinado, suplicando que ya acaben con su sufrimiento...

La sangre cae por cada una de sus extremidades. Desde esas manos que un día me tocaron y me provocó tanto asco. Esa parte que me provocaba repulsión... ya no está . Las mejillas llenas de sangre.

Y ahora: llegando al fin de la tortura, la aguja que entra en su piel y es lo que lo pone a luchar con el mínimo de fuerza que le queda.

Siete horas de sufrimiento son pocas en comparación a lo que yo sentí en días. Pero también tenemos cosas que hacer.

Lo primordial era acabar con Antoni.

Grita, se queja, gimotea. Llama a su hermana, llama a toda su familia. A sus hijos...

Pero no siento ni un poco de remordimiento por lo que acabo de hacer.

Bota sangre por la boca y por la nariz, sangre coágulada, las venas comienzan a ponerse de otro color. Las lágrimas que bajan con rapidez de sus ojos se oscurecen. Y si: El Hasse es peor que el Hacoc.

Su piel adquiere otro tono y me siento más liviana cuando su cabeza cae a un lado, botando espuma por la boca.

Antoni Mascherano es dado de baja a las 03:44 horas de el día 22 de diciembre del año 2021.

Es transladado a en crematorio, supervisamos su incineración y las cenizas son botadas con agua por el desagüe.

Entonces partimos a nuestro hogar.

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Duermo en el camino de regreso a casa, estoy cansada, ¿Si?

Despierto ante el movimiento de mi marido. Me sujeto de su cuello cuando en doy cuenta de que me está cargando. Dejo un beso en su mandíbula, antes de acomodarme, ocultando mi rostro en su cuello.

No tengo ni idea que hora es, pero quiero dormir todo el día.

Cosa imposible con el marido que tengo. Porque una vez pisamos la habitación, me comienza a sacar la ropa que traigo puesta.

Dejo que haga lo que quiera de mi a su antojo. Pero ahora estoy despierta.

Y tengo hambre.

Después de un par de orgasmos, salgo a buscar comida, porque últimamente es mi actividad favorita. Molestar a Christopher buscando comida en la cocina a altas horas de la madrugada.

Y por lo general, me sigue.

Pone una cara de amargura cuando me ve sacar el pastel que me dió Sarah ayer, es de chocolate y sabe delicioso.

—Vamos, mi amor, no como pastel de chocolate todos los días.

—Porque Sara no tiene tanto tiempo para hacerte un pastel diario, de lo contrario lo harías —replica.

Sirvo una rebanada en mi plato y voy a su regazo, repartiendo besos por todo su rostro.

—No me puedes culpar, en dado caso, culpa a tus hijos —rueda los ojos.

—Últimamente todo es culpa de mis hijos ¿No?

Asiento rápidamente.

—Ellos me hacen hacer cosas que puedes considerar están mal —tomo el plato, comiendo la primera cucharada de pastel. Sabe delicioso, ¿Lo dije?, Cojo otra porción, llevándola a su boca.

Si Rachel no hubiera ido con Stefan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora