Capítulo 29: Los resorts son calientes

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Karen y Mauro se habían sentado al lado de Aria. La chica había cedido, ya que, de algún modo, no quería ver desanimado a su Adán y creyó que, incorporándose al grupo, estaría mejor para la presentación.

Andrea y Tomas, para sorpresa de Aria, no se habían tomado mal el haber visto aquella escena. Ambos conversaban de forma amena. Aria sonrió al verlos. Sí tenían parecidos.

—... Mamá batalló todo el día buscando esa muñeca bailarina —contaba la chica—. Bueno, puede decirse que es como un pequeño robot que hace lo que una quiere. —Tomas escuchaba con una leve sonrisa—. ¿Tienen de esos en el Edén?

Él negó.

—Disculpa que me entrometa —dijo Aria—. ¿No crees que es injusto que los chicos vivan ahí teniendo familias aquí afuera?

Andrea resopló y Tomas retiró la vista.

—No lo sé. Es decir. Ha sido así siempre. El Edén los cuida.

—Ya, pero...

—Aunque sí. Supongo que debería haber opción de saber al menos, así buscarlos si salen de ese lugar.

—Sobre todo si hay mujeres que podrían involucrarse con ellos...

—¿Cómo?

—Algunas amigas de tu... De nuestra madre... —se rectificó Tomas—, me tocaron de formas extrañas.

Andrea frunció el ceño.

—¿Qué pedirían si ganan en uno de los puestos? —quiso saber Aria para aligerar eso.

No sabía qué tan bueno era que Andrea tuviera esa mala imagen de su madre. No sabía cómo le afectaría. Karen también frunció el ceño, intrigada por lo que había dicho el chico.

—Quería pedir otro Adán —murmuró, y dejó el tenedor—. Pero... Bueno, ya sabes que él estuvo aislado. Hay más hombres en el Edén en la misma situación.

—Lo sé. —Entristeció levemente.

—Quizá podemos pedir por ellos. No sé.

—¿Harías eso por Tomas? —Aria estaba sorprendida.

No pensó que vería a otra Eva darle prioridad a lo que un Adán quisiera, aparte de ella misma.

—Por supuesto. Es mi hermano. Ya podré conseguir otro Adán después.

Aria sonrió levemente, pero luego reaccionó.

—Espera... ¿Renuncias a Christopher?

—El solo quiere estar contigo —renegó, pero se le escapó una leve sonrisa al final—. No quiero a un Adán tan rebelde como él. Solo me va a hacer tener corajes todos los días y no quiero envejecer tan rápido.

Aria sonrió. Tomas arqueó una ceja, pero suspiró en silencio, aceptando esa realidad también. Al final quizá no importaba mucho si también cedía a Aria. La chica le gustaba, lo había sacado de ahí y era buena, pero era obvio el apego que le tenía su amigo y viceversa.

—Tomas... —Aria lo miraba con leve tristeza.

Quería pedirle perdón porque probablemente él pensó que ella sería su Eva en verdad, aunque ya le había dicho que le ayudó a salir por pedido de Christopher y porque también le había preocupado, pero el chico negó con una leve sonrisa.

—Me di cuenta de lo que sientes por él desde que lo mencionaste. Lo entiendo.

Había descargado algo de frustración y enojo con Christopher, pero en realidad prefería verlo feliz. No iba a seguir molestándolo.

Eva: el proyectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora