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Jeongguk sabía que estaba solo. Lo tenía claro.

Era difícil no darse cuenta: trescientos sesenta y cinco días al año, tachando pequeñas "x" en su calendario a solas, yendo a trabajar seis días a la semana. A sus compañeros de trabajo les gustaba llamarlo "la soledad hecha persona, incluso antes de llegar a los treinta".

Lo cual Jeongguk, en primer lugar, piensa que podrían darse el lujo de acortarlo; y segundo, el apodo no ayudaba en nada a su mente ansiosa, sus pensamientos giraban alrededor de la inminente idea de:

"Oh, dios, voy a morir solo".

Podrían tener algo más de tacto o simpatía.

O incluso simplemente dejarlo en paz junto a su computadora de oficina, que más bien parecía un bloque de la era mesopotámica, actualmente recuperándose después de congelarse con los cuarenta y tantos correos electrónicos que había recibido tan solo esa mañana.

Dios, realmente está solo.

LONELY [kookmin]Where stories live. Discover now