dieciséis

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Min es casi alarmantemente consciente de todo, Jeongguk se da cuenta rápidamente. Arañó la puerta del baño cuando fue a ducharse y, tras unos minutos de desgarradores aullidos que atravesaron la barrera de madera, cedió y salió de la ducha por un segundo para abrirla.

El gato acaba sentado junto al borde de la bañera todo el tiempo, antes de que inevitablemente se aburra y se suba a la tapa del inodoro. Jeongguk se siente demasiado ansioso por no poder verlo, así que acaba corriendo un poco la cortina para no perder de vista al animal.

—Lo siento. —se ríe en el eco del baño. —Sé que es un poco raro que esté... aquí, mirándote. Pero no me vas a juzgar, ¿verdad? Quiero decir, técnicamente, estás desnudo todo el tiempo.

Los ojos de Min son más redondos que canicas cuando lo mira fijamente y, por un segundo, Jeongguk casi piensa que lo está juzgando.

Sin embargo, es un pensamiento ridículo. Si el gato no quisiera estar aquí, podría irse en cualquier momento.

Además, es solo un gato. Jeongguk no sabe por qué se siente nervioso.

Se envuelve con la toalla al salir, viendo como Min mira fijamente la suave tela como si tuviera malas intenciones hacia ella. Hace reír a Jeongguk, antes de ofrecerle el que normalmente usaría para secar su cabello para que lo olfatee. Acaba colocando ambas patas sobre ella, tratando de agarrarla.

Jeongguk lo envuelve en el suave material, llevándolo a la habitación.

—¿Qué conjunto debo ponerme, Minnie? —coloca dos pares de pijamas en la cama, uno azul cielo con rayas y el otro solo era rosado. Es el pijama que nunca ha contado o dejado ver a sus amigos. No es que tenga a alguien a quien ocultárselo, nadie más lo visita, aparte de las ocasionales visitas de Taehyung u Hoseok. Rara vez Yoongi los acompaña, pero cuando Jeongguk dice rara, lo dice en serio.

Sorprendentemente, Min empieza a amasar el conjunto rosa.

—Oh, ¿también te gusta? —pregunta sorprendido, dejando que el gato amase a gusto. —Para ser honesto, no se lo he mostrado a nadie. No hay nada malo con el color rosa ni nada, pero... No quiero que se burlen de mí por eso.

El color lo atrajo de inmediato en su momento, hasta ahora. Pero no es como si pudiera gritarlo a los cuatro vientos.

—Sabes, hay un cartel en la calle...

Min deja de amasar, sus ojos se abren más y las orejas se aplanan sobre su cabeza.

Jeongguk le ofrece sus brazos y da ligeras palmaditas en la cama.

—¿Qué pasa, cariño? ¿Pasó algo? —Se inclina un poco, inspeccionando las orejas de Min y las acaricia hasta que se levantan de nuevo, volviéndose relajadas.

Sonríe para sí mismo. A Min le encantaban las caricias.

—Como decía, hay un cartel en la calle. —continúa, frotando las orejas del gatito entre las yemas de sus dedos. —Tiene a un chico precioso en él, y todo es rosa.

Se ríe nuevamente para sus adentros, intentando quitarle importancia al embarazoso recuerdo.

—Me quedé mirando por tanto tiempo ese anuncio de champú. Lo juro, nunca he estado más avergonzado en mi vida. Cuando lo vi por primera vez, me sentí... atraído por él, no sé. Probablemente, sea la persona más bonita que haya visto en toda mi vida. ¡Parece un ángel! Estoy seguro de que estarías de acuerdo conmigo si lo vieras.

Min maúlla con fuerza bajo su toque, y Jeongguk tararea en lugar de responder para que el animal sepa que le ha oído.

—Sé que es ridículo. —suspira. —¿Quién en su sano juicio se enamora de un chico en un cartel? Hace tiempo que sé que me siento solo y que necesito compañía, pero esto se sintió como un nuevo punto bajo. Así que intenté salir y socializar un poco. No funcionó, y estaba triste al volver a casa, pero...

Pasa los dedos por la barbilla de Min, rascando suavemente allí y viendo cómo los ojos del gato se cierran por la sensación.

—Luego llegaste tú, y he sido feliz en el poco tiempo que llevamos juntos. Ya no me siento triste. ¿Es raro?

Min golpea suavemente su cabeza contra la palma del chico, y escucha la respuesta fuerte y claro.

'No es raro', dice el cabezazo. Lo acaricia con el hocico y frota el lado de su cara de arriba abajo a lo largo de su mano. 'Yo también soy feliz estando contigo'.

Y tal vez Min sea demasiado consciente de las cosas, pero a Jeongguk no le importa. Este inteligente felino parece saber exactamente qué tipo de consuelo necesita cuando lo necesita, y ningún ser humano que haya conocido en la última década ha llenado ese vacío, ni siquiera la mitad.

LONELY [kookmin]Where stories live. Discover now