catorce

158 23 0
                                    

A pesar de su inminente ansiedad, Jeongguk logra pasar todas esas horas en la oficina. Incluso logra superar tres reuniones muy extensas y aburridas. Pronto lanzarán algún tipo de producto, piensa. ¿Algo con papelería? No recuerda. No le toca hacer ese trabajo.

Sin embargo, su responsabilidad ahora es correr por la maldita oficina como un loco tratando de llevar los archivos apropiados a sus lugares correctos. No está seguro de por qué no podía simplemente enviarles un fax o un correo electrónico. Habían mencionado que un departamento cometió un error enorme en algún momento más temprano de ese día, pero de nuevo, no es responsabilidad de Jeongguk, ¡no es asunto suyo! Excepto por el hecho de que ahora está sufriendo por ello, imprimiendo documentos digitales y entregándolos personalmente.

—¿Ya terminaste de sudar? —Taehyung le pregunta al final del día, sospechosamente merodeando por el ascensor mientras Jeongguk comienza a empacar sus cosas. —Te ves... exhausto.

—Díselo al director Kim en el octavo piso. —gruñe. —Me preguntó si quería que me acompañara en el camino a casa para que no me quedara dormido en el autobús.

—¿Dijiste que sí? —Taehyung le pregunta, burlón.

Jeongguk lo mira con una mirada poco divertida, pero no se lo toma en serio. No puede evitar sentir como cae una gota de sudor por su espalda. ¿Por qué se siente tan nervioso? Maldita sea, su chaqueta va a necesitar un gran lavado esta noche.

—¡Es broma! —El mayor se hace a un lado cuando Jeongguk se le acerca, los dos comparten el espacio frente a la puerta del ascensor. —Deberías tomártelo con calma. Podrías sentirte más agotado mañana si trabajas demasiado.

—Ya lo estoy. —gruñe. —Pero probablemente tengas razón. Pediré comida por delivery esta noche y acurrucaré mis almohadas para dormir.

Taehyung tararea de acuerdo con sus planes, pero hay una suave mirada de reojo que le da que pone tenso a Jeongguk.

—¿Qué?

—Hoseok mencionó algo sobre ti, que dejaste algo en casa, ¿es así? Incluso preguntaste por su perro.

Suspira. A Hoseok se le escapó ese pequeño detalle.

—No pregunté por su perro, solo surgió en la conversación. Y sí, pensé que había dejado mi... —¡Piensa, Jeongguk, piensa! —Lavavajillas encendido en casa.

—Te tomó un segundo pensar en eso. —señala Taehyung, y Jeongguk tiene que morderse la lengua para contener el resoplido que quiere soltar. ¿Podría Taehyung dejar de ser tan inteligente por un segundo? Es como si el mayor pudiera leer mentes.

—Quién sabe, tal vez pueda.

Jeongguk se congela, la piel de gallina se hace presente sobre su piel fría.

—Estoy bromeando. —resopla el mayor. —Debes estar realmente cansado si no te diste cuenta de que lo dijiste en voz alta.

—¿Lo hice?

—¿De verdad crees que puedo leer mentes? —Taehyung lo mira como si se hubiera vuelto loco, y eso es suficiente para hacer que la cara de Jeongguk se ruborice antes de que su atención se centre en sus zapatos.

—Duerme bien, Jeongguk, lo digo en serio.

—Lo intentaré. —responde, honesto.

El ascensor suena justo en ese momento, y Jeongguk siente curiosidad por ese timing perfecto.

LONELY [kookmin]Where stories live. Discover now