Capítulo 16

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—Por favor, pon tu pene Doha.

Pareciera que fuera otra persona, no podía creer las palabras que salían de mi boca. Llevé mi mano hacía la parte inferior de su cuerpo, la que se encontraba en medio de mis piernas. Estaba tan erecto que pensé que iba a romper la cremallera de sus pantalones.

—Mierda —Baek Doha, no dejaba de maldecir.

Me senté arrogantemente en sus piernas, lo miré fijamente, le quité el abrigo y comencé a quitarle la ropa. Estaba tan impaciente, como si el tiempo se acabara. Su pene estaba tan erguido que parecía un arma, estaba tan caliente y húmedo que era amenazador. Mis ojos mojados de lágrimas y el calor de nuestros cuerpos hacían que mis ganas aumentaran.

Hizo que mis rodillas se elevaran con sus manos y separó mis piernas. Su cintura se inclinó y
naturalmente sentí algo grueso rozándome.

—Tus piernas están abiertas. Ahora te penetraré como quieres.

Sin pensarlo, mantuve la posición que me indicó, sujeté mis piernas con las manos. Sin vergüenza, separó mis piernas y comenzó a dejar al descubierto mi agujero abierto. Lo miró con ojos ardientes. Agarró su pene erguido y comenzó a frotarlo en la entrada expuesta. Mientras él frotaba, sentí como algo caliente comenzó a correr por todo mi cuerpo, haciendo que mi sangre se calentara por completo, quería que él me penetrara en ese mismo instante.

De repente, moví mi cintura y de inmediato el pene grueso ingresó y, en un instante, estaba siendo penetrado hasta lo más profundo.

—¡Ahhh, ugh!

Mi cuerpo brincó enormemente por el impacto de su pene, mi espalda rebotaba sin parar y mi
cuello estaba doblado hacía atrás. Era tan grueso, que sentía como movía sin piedad cada uno de mis órganos cerca de mi estómago. La entrada de mi agujero estaba apretada, estaba estirada al límite, estaba engullendo todo su enorme pene. De repente hubo un pensamiento que rápidamente pasa por mi cabeza: «el condón»

—Ahhh, Sr. Doha, va muy rápido, Ahh… El… El condón…

—No tengo uno, ¿eso te importa?

Él no iba a parar solo con mis palabras. Mis piernas seguían abiertas y mi agujero seguía
siendo perforado.

—Si hay un choque de feromonas en este momento, me desvaneceré. No se…

—¿Por qué no estas enfocado? No sueltes tus piernas, mantenlas sujetas.

De repente, el cansancio cayó sobre mis manos que sostenían mis muslos. Baek Doha agarró ambas rodillas en lugar de mis débiles manos caídas, separó de nuevo mis cansadas piernas como si quisiera desgarrar algo. Empezó a moverse de forma rápida y constante. No salieron más palabras de mi boca, mis pensamientos sobre condones desaparecieron gracias a los movimientos desconcertantes y violentos que me hacían respirar de forma agitada.

—Tienes que aceptar todo lo que libere en ti, debes tomar todo. —Cada palabra que decía salía con aliento espeso y caliente.

No podía escuchar claramente lo que decía debido a mis gemidos. De pronto sentí un fuerte movimiento, mi pared interior fue golpeada, su pene entraba y salía con precisión. Solamente salía la mitad de su pene y lo volvía a meter con más fuerza. Sentí una sensación extraña aplastando mi pared inferior, esos movimientos eran constantes, apuñalaba sin cesar una y otra vez.

Sentí como su pene despiadado no solo estaba en mi agujero sino también había llegado hasta mi estómago, podía sentirlo perfectamente, fue increíble. No podía acostumbrarme a la sensación, era un placer extremo que agotaba todas mis fuerzas.

Hunting Night (Noche de caza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora