✨Punto P✨

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— ¿Estás bien? — pregunto él japonés detrás de la puerta, después de percatarse que su pareja tardaba en el baño.

Escucho un corto "si" detrás de la barrera de madera, fue demasiado tímido y en voz baja así que supuso que era un "no".

— ¿Pasó algo, cariño? Sabes que sino deseas hacerlo está bien.— le recordó en tono dulce mientras se recargaba en la estructura que le separaba de su amado.

— Lo he hecho muchas veces, no te preocupes. — respondió en broma, una muy mala.

— ¡Hey! No da risa. — contestó golpeando la puerta en modo de reproche y regaño. — Y ni te atrevas a decir "son mis traumas y yo decido si los uso como broma" que sabes que no está bien. — completo antes que su novio dijera algo.

— ¡Me conoces a la perfección! — rió sintiéndose descubierto.

— Entonces... — divago en lo que ocurría en ese lugar de la casa. Escuchó un par de ruidos rápidos y después la voz grave de su pareja.

— Entra, está bien. — pidió rendido en la taza del baño.

Abrió lentamente la puerta, asomando su cabeza primero y sonriendo enternecido ante la imagen que su novio le regalaba sin vergüenza alguna. Estaba sentado en el retrete completamente desnudo, cabellos rubios sutilmente mojados y con rostro apachurrado, parecía contrariado. Rió ligero y se acercó hasta él, deteniéndose enfrente suyo.

— ¿Qué ocurre, mi amor? — preguntó tomándole el rostro con ese tipo de adoración que sólo guardaba para ese hombre americano y gruñón. Él le miró desde abajo, cerró sus orbes jades con cansancio y comodidad conocida.

— Estaba haciendo la lavativa después que terminé de bañarme y me enjuague el cuerpo de nuevo por si las dudas, no sé. Sólo me causó sentimiento saber que por primera vez, ¡pff!, lo haré porque deseo hacerlo. — intentó expresar lo que sintió y sentía en su pecho, su cabeza no paraba de cavilar miles de ansiedades pero tener allí mismo a Eiji le ayudaba un poco.

¿Y como no? Si le miraba con tanto amor, le tocaba con delicadeza y desde que entró al baño, no le miro con morbo ni una sola vez y eso que estaba en completa desnudez. Eiji era así siempre, en el pasado se llegó a preguntar si es que él japonés era de esa forma por saber de su pasado y sentía algo de lástima, incluso asco, pero con el tiempo se dió cuenta que no. Simplemente lo amaba y le tenía respeto, sabía diferenciar cuando era un momento ardiente y lujurioso, y cuando era un momento normal y cariñoso. Como ahora, se sentó encima de sus piernas, a horcajadas suyo y le sonrió dulcemente.

— Agradezco que tengas la confianza para contarme sobre esto, todo estará bien, mi amor. Si quieres detenerte, no importa la razón, lo haremos. Está bien que dejes salir esas emociones, es bueno para ti. — comentó a la vez que masajeaba desde los brazos hasta el torso suave de su amado. — ¡Uh! Te pusiste crema de lavanda, hueles bien. — halagó pegando su nariz a un hombro y acariciando sin dobles intenciones la cicatriz de bala que había en este.

— ¿Te gusta, onni-chan? — cuestionó no en tono de burla, sino de cariño, recargandose también en el hombro de su pareja.

— Me encanta, estás suavecito. — admitió sonriente al sentir unos brazos rodear apretadamente su cintura, él también se apretó a su espalda. — Todo está bien, Aslan. — susurró.

— Lo sé, lo está desde que te conocí. — susurra de igual forma, se siente muy cómodo en los brazos de su Eiji.

Hace que se vean a los ojos, ambos sonríen enamorados y unen sus labios en un tierno beso, lento y profundo, les recuerda el porqué están juntos. El contacto sigue por un rato sin modificarse entre suspiros y sonrisas amorosas, sólo cambia hasta que sus respiraciones se ponen pesadas y Eiji tímidamente mueve sus caderas de forma lenta. El rubio lleva sus manos a los glúteos del muchacho japonés y los aprieta, acercándolo a su ya creciente erección.

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⏰ Last updated: Sep 08, 2022 ⏰

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𝐀𝐬𝐡𝐄𝐢𝐣𝐢 - N̶o̶t̶ ~𝙹𝚄𝚂𝚃 𝚂𝙴𝚇~Where stories live. Discover now