Capítulo 8

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"Te espero en el palacio para hablar de lo que gustes, yo me encargo de que la seguridad te deje entrar sin necesidad de un protocolo

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"Te espero en el palacio para hablar de lo que gustes, yo me encargo de que la seguridad te deje entrar sin necesidad de un protocolo. Me alegrará verte."

Eso fue lo último que Alexandri le dijo a Serem, o bueno, lo que ella permitió, ya que colgó luego de eso.

No sabía con exactitud cómo le diría sobre su embarazo, no sabía cuál sería su reacción y eso la ponía ansiosa.

—¿Qué te dijo el hombresote? —Cuestiona su mejor amiga, la cual fue testigo de la llamada de la castaña.

—Nos vemos en una hora, voy a ir al palacio.

—¡Dios! ¿Qué te vas a poner? —Serem la mira entrecerrando los ojos.

—¿Eso importa? —Levanta una ceja.

—Obviamente, te tiene que ver hermosa, natural, pero al mismo tiempo cautivante —hace ademanes con sus manos mientras lo dice.

—No digas tonterías, Ari.

—Vamos a ver ese closet —se encamina hacia él.

—Me ayudarás, pero no quiero usar zapatillas, ¿Entendido? —Advierte.

—Entendido.

Al final el outfit que Aria había elegido no la convenció y decidió ponerse lo que ella quería. Optó por unos pantalones un poco formales negro que le quedaban un poco ajustados, sin exagerar. Una blusa básica negra y un blazer del mismo color, sí, parecía que iba de luto, pero se sentía cómoda en él. Además, su visita al palacio no era social, sino más bien solo le diría a su majestad su estado y se retiraría.

El maquillaje que llevaba era natura con un delineado negro y un labial rojo casi vino.

Se vio por última vez en el espejo y salió de su habitación encontrándose a su pequeño rubio.

—Hola, tía Serem —la castaña se agacha un poco para besar la mejilla del niño —. Y hola, bebé. Esto es para ti, lo compré con el dinero que mi mamá me dio ayer.

Ofrece un chocolate mientras coloca su manita en el vientre inexistente de Serem.

—Hola, mi solecito. Gracias, pero no debes gastar tu dinero en mí.

—Es que no quiero que tu bebé tenga hambre —sonríe enternecida —. Tía, ¿Aún no patea? —se pregunta la hizo sonreír.

—Aún no, mi solecito. Digamos que es casi nada de pequeño —acaricia la mejilla de Theo.

Cuando le dieron la notica al inicio se preocupó un poco, porque pensó que su adorada tía Serem dejaría de quererlo. La castaña habló con él y le explicó que a pesar de que ahora ella tendría su propio hijo, jamás dejaría de quererlo. Nunca podría hacerlo. Así que luego de la charla que tuvieron Theo se volvió aún más apegado a Sem, puesto que dijo que él cuidaría del bebé y de su tía.

Un Desastre RealWhere stories live. Discover now