Capítulo 37 - Final

4.2K 389 56
                                    

«Nunca dejes que un pequeño soplo de viento te derrumbe, no sabes si un tifón viene detrás de él

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

«Nunca dejes que un pequeño soplo de viento te derrumbe, no sabes si un tifón viene detrás de él. Pero nunca olvides mi dulce Serem, que el arcoíris tarde o temprano vuelve a salir».

Sem se remueve en su cama y estira el brazo para sentir a su esposo. Sin embargo, para su sorpresa, no está. Se acomoda mejor hasta terminar sentada en la cama. Al mismo tiempo en que ella termina de estirar, un pelinegro de ojos azules entra por la puerta con una charola en las manos.

—Dulzura, ¿Qué es esto? —Cuestiona sonriente al verlo.

—Digamos que es la primera parte de la sorpresa que tengo para ti hoy —acomoda la charola en las piernas de la castaña.

Ambos se encontraban bien. Había pasado un mes desde lo sucedido con Hadan. Kathe había sobrellevado bien la muerte de su madre y la detención de su hermano. Obviamente James, no por ser duque iba a ser exento de los delitos que cometió. Pero la pelinegra es un mujer bastante fuerte, claramente le dolía , pero Enzo ha estado ahí para apoyarla en todo.

—¿Qué sorpresa me tienes, cariño? —Pregunta tomando un trozo de fruta con el tenedor.

—Digamos que la he estado preparando desde hace mucho. Y hoy, por fin está lista —besa su mejilla —. Después de desayunar te daré tiempo para que te arregles.

La castaña asiente y continúa comiendo tranquilamente. El ojiazul sale para hacer unas llamadas acerca de la sorpresa y Sem aprovecha a levantarse.

Entra al baño y se da una corta ducha. Toma su tiempo para vestirse, las niñas están con sus abuelas, así que debe aprovechar su tiempo.

Alexandri no le dijo donde se supone que irían, pero puede suponer que debe ser importante. Por lo que debe esmerarse.

Se coloca un pantalón en color beige a la cintura, una camisa blanca, unas zapatillas en color blanco y saca un abrigo que le llega hasta la mitad de la pantorrilla del mismo color que el pantalón.

Termina de maquillarse y sale de la habitación. Baja las escaleras y ya los esperaba un Alex bien vestido. Incluso toda la familia estaba ahí.

—Estoy lista.

—Entonces, es hora de irnos. —Ofrece su brazo y Serem lo toma.

Al salir se da cuenta de que todos irán.

—Esto me da cada vez más curiosidad, precioso. —Lo mira con un pequeño brillo en su mirada.

—Pues tendrás que aguantarla un poco. Porque debe cubrirte los ojos. —Muestra una pañoleta.

Una sonrisa se escapa de los labios de su esposa y se da la vuelta para que se la coloque.

Cunado ya se la ha amarrado, suben a la camioneta y se dirigen al lugar donde se llevará a cabo la sorpresa.

—Me siento muy ansiosa, mi cielo, ¿No podrías decirme algo por más pequeño que sea? —Trata convencerlo.

—Solo diré, que esto lo hago para que te sientas la mujer más feliz del mundo.

Un Desastre RealWhere stories live. Discover now