Capítulo 12

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El rayo de un radiante sol entraba por las cortinas de Serem, se había olvidado de cerrarlas

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El rayo de un radiante sol entraba por las cortinas de Serem, se había olvidado de cerrarlas. Toda la noche se la pasó pensado en lo que podría pasar en la conferencia. Desde escenas de aceptación hasta donde le aventaban tomates para que se fuera, habían pasado por la mente de la castaña.

Lo que la tranquilizaba un poco era saber que la reina estaría ahí, y de cierta manera, no creía que Alex fuera capaz de dejarla a la deriva. No se habían hablado mucho, de hecho, solo lo necesario. Y por ahora, ella creía que así estaba bien.

Se puso de pie y camino hacia al baño, lavo su cara y puso su mejor sonrisa.

—Gracia al cielo las náuseas no están el día de hoy —se mira en el espejo y sale en dirección al comedor.

Tiene hambre y la reina le pidió que desayunara con todo ellos. Así que, la castaña no tuvo de otra más que aceptar. Durante su trayecto no puedo evitar detallar todo por enésima vez. Desde los jarrones carísimos hasta las flores y cuadros. Todo muy al estilo renacentista.

—Buenos días. —Saluda Sem entrando al comedor con la mejor actitud.

O bueno, la mejor que se puede tener luego de pasar una mala noche gracias a los nervios.

—Buenos días, Sem. —Contesta una muy sonriente Elle.

Echa un vistazo y se da cuenta que la duquesa no deja de mirarla.

—Pero que falta de respeto, venir a desayunar en pijama —espeta con molestia.

Serem mira su vestimenta. Un pijama de short y playera de Baby Yoda no estaba mal, sus pantuflas del mismo dibujo y un gorro con sus orejas se le hacia un vestuario muy cómodo.

—Disculpe, excelencia, no me llegó el mensaje de que teníamos que desayunar con etiqueta rigurosa —dice tranquila mientras toma asiento al lado de la pequeña.

—Serem, puedes venir a desayunar con lo que se te plazca, estás en tu casa —defiende el pelinegro —. Y, por cierto, buenos días.

—Gracias, Alexandri —sonríe levemente y mira hacia Hadan, la cual tiene una expresión no muy amigable.

—Majestad, no me imagino lo que debe estar pasando al convivir con ciertas personas molestas y fastidiosas que se creen lo que no son. —Sisea con aires de grandeza.

—No se describa a usted misma con esos calificativos. Todos en la mesa estamos de acuerdo con usted, pero tampoco se denigre tan feo.

En ese momento Ellorie suelta una risa, Alex comienza a ahogarse con el jugo y la reina trata de esconder una sonrisa.

—Que poca educación tiene, señorita, ¿Si es que se le puede llamar así? —sonríe con molestia.

—Claro que tengo educación, excelencia, ¿Si es que así se le puede llamar? —Toma un trozo de fresa y se lo lleva a la boca.

Un Desastre RealWhere stories live. Discover now