8. Family Line

2K 86 1
                                    

La molesta luz del sol me despertó por la mañana como si un cuchillo se me clavara en medio de las cejas.

Aún llevaba el vestido de la fiesta y ni siquiera había logrado desmaquillarme.

Rápidamente los recuerdos volvieron a mi cabeza. Música alta. Bailes sensuales. Daniel besándome. Charles cantando conmigo en su auto.

La vergüenza invadió mis pensamientos. ¿Cómo se me había ocurrido? Debe pensar que estoy loca. Aunque parecía que él se lo estaba pasando bien.

Busqué mi celular y lo primero que aprecio fue mensaje de un número desconocido.

Desconocido: Hola, soy Daniel. Lamento lo de ayer. Estaba un poco ebrio. ¿Crees tener tiempo para almorzar más tarde?

Parpadeé incrédula de lo que mis ojos estaban viendo.

Me tiré de espaldas a la cama y me tapé con las sábanas.

No tenía idea de qué hacer ahora.

Después de un rato de reflexionar decidí que iba a aceptar la oferta de Daniel, aunque fuera para aclarar las cosas. Me envió la ubicación de un restaurante y quedamos en vernos a las 2 para almorzar.

Eran las 10:50, así que decidí ir por algo rápido a la cafetería de Margot. Ese lugar siempre me calmaba, así que esperaba que esta vez fuera de ayuda.

Esta vez había más gente que de costumbre, supongo que por ser domingo, así que no fue Margot quien me atendió esta vez, sino uno de sus empleados.

Pedí un café y una porción de pie de manzana. Ya casi estaba terminando mi comida cuando vi a Margot salir por la puerta de la cocina. Me observó curiosa y se acercó un poco más.

-Hola, Marianne. ¿Está todo bien?

-Sí, todo bien. Aunque... No, no se preocupe por mí, supongo que está ocupada. Otro día vuelvo para contarle un poco de mi vida. -dije pensándolo mejor.

-Hay bastante gente hoy. La gente ya no quiere cocinar los domingos. Supongo que tendré que esperar a que nos veamos de nuevo. -dijo haciendo una pequeña mueca. -Aunque sea lo que sea que haya pasado, recuerda que eres capaz de solucionar cualquier cosa que se te presente en la vida.

Sonreí.

No sabía cómo lo hacía pero siempre acababa diciéndome lo que ocupaba oír. Era una mujer muy sabia.

Margot desapareció en la cocina de nuevo y yo tomé mis cosas para irme. Ya eran las 11:30, así que mejor me apuraba si no quería tener que correr después.

Volví a casa, me di una ducha y me puse un pantalón blanco y un pequeño top azul.

Me maquillé solo un poco y cepillé mi cabello que estaba aún bastante decente.

Cuando terminé eran apenas la 1:30, entonces agarré mi celular y le mandé un audio a Stacy contándole más o menos lo que había pasado el día anterior.

Ya lo vería cuando despertara.

Tomé mis cosas y salí de camino al restaurante. Lo había buscado antes en google maps y estaba relativamente cerca. Daniel me había dicho el número de reservación así que se lo indiqué al mesero en cuanto llegué.

Ya Daniel se encontraba ahí, sentado de espaldas y con una copa de agua en la mano.

-Hola. -dije al verlo.

-Marianne... te ves genial. Gracias por aceptar quedar hoy. -dijo el australiano.

Se veía más guapo de lo normal. Con unos pantalones cortos negros y una camisa de patrones coloridos con los primeros botones abiertos, mostrando un poco de su pecho de infarto.

Realidad ❀ Charles Leclerc Where stories live. Discover now