25. 1 step forward, 3 steps back

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Abrí la puerta de un tirón y Daniel se apresuró a acercarse a mi lado. Las piernas me temblaban y mi corazón iba a atravesar mi piel. Entre más me acercaba a él más me faltaba el aire.

-Marianne, hola.

-¿Qué demonios haces aquí?

-Que... Wow, pensé que te ibas a alegrar de verme.

-¿Quién te dijo dónde vivo?

-Vamos adentro, creo que esto es algo que deben discutir con algo de privacidad, no en medio de la calle -interrumpió Daniel.

-¡No! Luke, quiero que te vayas, no deberías estar aquí, no deberías haber venido -un rasgo de dolor cruzó su cara antes de volverse serio y fijarse detrás de mí.

El ruido de un auto llegó a mis oídos y Daniel se volteó conmigo a observar de quién se trataba. Mi corazón albergaba la esperanza de que fuera Charles y viniera a sacarme de aquí. En su lugar, la ira y el dolor fueron quienes me invadieron.

Tomé a Daniel del brazo al ver a Stacy y mi tía bajar de aquella camioneta negra. No era que no los extrañara. Al contrario, los extrañaba demasiado. Pero ellos también eran parte de aquel pasado del que estaba intentando huir. Un pasado que casi estaba empezando a dejar atrás.

-Daniel... llévame dentro, por favor -pedí en un susurro, las palabras se estancaron en mi garganta.

Mi amigo cumplió mi petición y se apresuró a abrir la puerta y dejarme en el sofá para después salir a hablar con los tres americanos que se miraban confundidos en la entrada

-Miren, no sé qué está pasando aquí pero Marianne necesita descansar. Ha pasado por mucho y no creo que este sea el momento de discutir cualquier cosa -Mi pecho se encogió al escuchar a Daniel tratar de protegerme.

Escuché a mi tía protestar y decir que estaban preocupados por mí y que no se iban a ir hasta que escucharan de mi boca que todo estaba bien. Tomé aire y me levanté de mi lugar. Si eso era lo que querían, se los iba a dar. Así tomarían el siguiente vuelo a Estados Unidos y yo podría comenzar a fingir que nada de eso hubiera pasado.

Me asomé tras el cuerpo de Danny y pronuncié las palabras. Clara y concisa. Podrían entrar, verificar que estaba bien y luego seguir con sus vidas.

Los cuatro presentes entraron detrás de mí y se sentaron en el sofá frente a mí. Daniel se quedó de pie en la entrada sin querer interrumpir. No. No quería que se fuera. Lo necesitaba a mi lado.

-Quédate, por favor -Daniel asintió ante mi petición y se acomodó a mi lado. No pasé por alto la mirada resentida que le dedicó Luke al verlo poner su mano en mi rodilla para reconfortarme.

Stacy se aclaró la garganta y fue quien se atrevió a hablar. -Marianne, este apartamento es simplemente espectacular.

-Gracias -respondí seca.

-Marianne, cariño, nosotros solo estamos preocupados por ti. No puedes culparnos por querer saber de tu bienestar -habló mi tía.

-Pues estoy bien. Han sido un par de días difíciles pero mis amigos aquí están ayudándome a sobrellevarlo. Todo estará bien, no necesito nada -incluso Daniel se sorprendió ante mis palabras.

-De acuerdo, se acabó -Stacy se palmeó los muslos-. No nos hemos visto en meses y tú reaccionas como si hubiéramos cometido un crimen. Te apoyamos en absolutamente todas las decisiones egoístas que has hecho y no tienes ningún derecho de comportarte como una absoluta malagradecida. No todos estamos viviendo la vida perfecta, joder, no te cuesta nada ser un poco amable.

-¿La vida perfecta? ¿Te crees que lo que estoy viviendo está cerca de la perfección? Mira, Stacy, siempre te voy a estar agradecida por estar para mí siempre que lo he necesitado. Me conoces mejor que nadie y deberías comprender que lo único que he estado buscando estos meses es paz. Creo que me lo merezco después de todo el infierno que he pasado. Si no los llamé para contarles es porque no quería preocuparlos por nada. A veces tenemos que enfrentar a nuestros demonios solos y ninguno de ustedes puede juzgarme por eso.

Realidad ❀ Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora