19. Who do you love

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Abrí los ojos lentamente al sentir el peso sobre mi estómago. Vi la mano de Charles colgando por mi costado y mi respiración se cortó inmediatamente.

Me volteé despacio intentando no despertarlo y me encontré con una de las escenas más hermosas que había visto nunca. Charles tenía los ojos cerrados pero su boca estaba ligeramente abierta. Su rostro relajado parecía sacado de una revista. Sus pestañas pegaban en los pómulos ligeramente enrojecidos por el calor de la mañana.

Salí de su agarre y me levanté de la cama para dirigirme directamente al baño. Encendí la luz y vi mi reflejo en el espejo. Llevaba una camisa de Ferrari que le pertenecía al monegasco y tenía mi cabello amarrado en una horrible cola de caballo.

Mi maquillaje estaba corrido por todo mi rostro y como no tenía nada para quitarlo me limité a enjuagarme un poco la cara para quitarme el sueño.

Los recuerdos vinieron a mi mente como una bomba. Había terminado borracha bailando con las chicas y cuando regresamos al hotel le pedí a Charles que durmiera conmigo. Después de ahí no recordaba nada más.

Espero que la razón de que el monegasco se encontrara sin camisa fuera resultado de que le incomodaba dormir con ropa. O al menos eso quiero pensar.

Solté mi cabello y me cepillé los dientes con uno de los cepillos del hotel.

Salí del baño y me encontré con Charles sentado en la cama frotándose los ojos.

-Buenos días -dije tímida.

-Pensé que te habías ido. Comenzaba a sentirme un poco usado -contestó burlón.

-Nosotros... ya sabes...

-No, estabas muy borracha. Jamás me hubiera aprovechado de ti. Aparte,  te quedaste dormida justo después de vomitar toda tu ropa.

Oh.

Vaya.

Eso definitivamente no lo recordaba.

Me tapé el rostro avergonzada y Charles se levantó de la cama y caminó hacia mí. Quitó mis manos con cuidado y yo no pude evitar clavar mi mirada en su pecho firme y definido.

-¿Te gusta lo que ves?

Si antes estaba sonrojada, ahora era un tomate.

Pegó sus labios a los míos al notar mi vergüenza y me hizo cautiva de un beso suave y cariñoso.

Me dio un abrazo suave y luego cepilló un poco mi cabello con sus dedos.

-Lamentó hacerte pasar un mal rato anoche -añadí sincera.

-No te preocupes, a todos nos pasa alguna vez. Además, estoy acostumbrado a cuidar a Pierre cada que salimos -rio.

-¿Qué pasó con él ayer? -pregunté.

-Pues no tengo idea. Solo podía cuidar a uno de los dos. Quizá está recibiendo el sol tirado en la calle del estacionamiento -fingió intriga.

Esbocé una mueca. Ahora también iba a ser responsable si el francés había pasado toda la noche sin el cuidado de su mejor amigo.

•••••

Aterrizamos de vuelta en Niza y de inmediato llegó un chofer a recogemos. Dejamos a Lorenzo en su casa y a pesar de la insistencia de Arthur y Charles de que los acompañara, yo también me quedé en la mía.

Tenía que ponerme al día con algunas cosas de la universidad y la verdad es que quería descansar un poco. A solas.

Dejé mi maleta en la habitación y dediqué toda mi tarde a hacer tareas y pendientes.

Realidad ❀ Charles Leclerc Where stories live. Discover now