26. To be so lonely (Charles)

1.6K 66 0
                                    


Charles

Si la vida me estaba poniendo a prueba, pues que sepa que ya tuve suficiente. Que busque a alguien más a quién joderle la vida. Ganar una carrera en casa era mi sueño desde que tengo memoria. Ya van dos años que se me escapa como agua por colador.

Salí del monoplaza y caminé directamente a mi cubículo. No quería ver a nadie. No quería dar explicaciones ni tampoco salir a ser amable frente a miles de cámaras que buscaban jactarse de mi desgracia. Era increíble la facilidad con la que todo podía echarse a perder en un mismo fin de semana.

Andrea empujó suavemente mi puerta y se apoyó contra el marco limitándose a observa.

-Vete -pedí.

-Charles, sé que esto apesta pero tienes que salir a la rueda de prensa si no quieres que todo el mundo se vaya sobre ti.

-Que digan lo que quieran, no me importa -gruñí frustrado.

-Vamos, no te cuesta nada, ya después si quieres encerrarte aquí como un puto ermitaño pues es tu decisión. Lo hecho hecho está, ya no puedes hacer nada para cambiarlo -se dio media vuelta y dio un portazo tras él.

Tenía razón. Era mejor lidiar con esto ahora, así me dejarían en paz y con un poco de suerte todos olvidarían el tema rápido. Respiré profundo un par de veces y me levanté decidido a poner mi mejor cara por un par de horas.

•••••

-Charles, ¿Consideras esto como un tipo de maldición?

-¿Qué opinas sobre el campeonato? ¿Ya lo das por perdido?

-¿Te sientes humillado al ver que tu equipo rival es quien se lleva el gane ante toda tu gente?

Ya había contestado cientos de preguntas así. Cada vez se hacía más y más difícil abstenerme de ser grosero cada que una cámara me apuntaba.

Faltaban ya solo un par de periodistas más y mis nervios estaban apunto de estallar. De repente un grupo de chicos se acercó a mí y comenzaron a bombardearme de nuevo.

-¡Charles, te amo!

-¡Eres el piloto más caliente de toda la parrilla!

-¡Ya termina con ella y vente conmigo!

-¡Yo no te daría mala suerte!

Ese último comentario desató un caos entre todos los que estaban allí que gritaron eufóricos apoyando a la chica que lo había dicho.

Quizá habían podido obligarme a salir a responder cosas sobre mi carrera, pero jamás iba a poner una buena cara a gente que buscaba meterse entre mi relación con Marianne.

Salí de ahí rápidamente antes de que acabara golpeando a alguien. Andrea me siguió unos cuantos metros pero luego me dejó alejarme. Mala suerte. ¿Qué demonios piensan estas personas?

Tomé mis cosas y salí del circuito sin darle explicaciones a nadie. No tenían el derecho a echarle la culpa a Marianne de lo que había pasado. Una cosa no tenía nada que ver con la otra.

Subí a mi auto y conduje sin rumbo por más o menos 30 minutos. No podía volver con Marianne, no así. Ocupaba despejar mi mente e intentar cambiar mi humor antes. Verla en este estado solo empeoraría las cosas.

Tomé un camino alterno hacia un pequeño bar donde solía pasar tiempo con mis compañeros d la escuela cuando nos escapábamos para comprar alcohol siendo aún menores de edad. Estacioné el Ferrari unas cuadras antes para no levantar sospechas y me subí el abrigo para intentar que nadie me reconociera. El viejo local seguía tal y como lo recordaba. Las paredes manchadas y los bancos quebrados le daban ese aspecto desordenado y pasajero que tanto necesitaba en estos momentos. El mismo cantinero de hace unos años se acercó a mí y puso un vaso de whisky.

Realidad ❀ Charles Leclerc Where stories live. Discover now