Capítulo 23

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Kyle Young

Brandon me llamó, no me esperaba para nada que hiciera eso pero atendí y me pidió que fuera a su casa. Instantáneamente el "No" salió de mi boca ya que él no me agrada y eran las dos de la mañana pero luego me dijo que era por Liam que me llamaba así que fui.

—¿Dónde está?

—Arriba en en el baño con una botella.

—¿¡Lo dejaste beber!? Tienen la final y los reclutadores vendrán, tiene que dar una buena primera impresión. —subíamos las escaleras.

—¿Crees que no sé eso? No le di la botella, la robó y se encerró ahí mientras todos estábamos abajo. Cuando me di cuenta te llamé ya que sabía que te escucharía a ti. —señaló la puerta del baño y entré.

—Liam, arriba debo llevarte a casa. —le ordené.

—¿Kyle? —me miró confundido —Kyle. —sonrió —¿Qué haces aquí? —bebió un sorbo de la botella.

—Brandon me llamó pidiendo que venga por ti.

—¿Si?

—Sí. —me acerqué a la bañera —Tráele un vaso de agua. —Brandon asintió —Dame la botella.

—Nop.

—Liam.

—No te la daré. —intenté sacársela pero me intentaba esquivar y caí con él, mejor dicho sobre él a la bañera.

Nos quedamos ahí peleando por la botella, él recostado en la bañera vacía y yo cruzada sobre su cuerpo.

—Dámela Liam. —dije ya más enfadada por haber caído.

—Por favor Ky. —pidió en tono ebrio suplicante —Es la única forma en la que pare.

—¿Qué cosa? —pregunté confundida.

—El dolor.

La forma tan tierna y dulce en la que lo dijo, como si fuera un niño asustado me enterneció.

No me importaba que estemos en una bañera, él completamente ebrio y yo algo molesta por lo que sucedía pero aún así lo abracé ahí mismo consolándolo.

—No lo necesitas si me tienes a mí para que se vaya, estoy aquí para aliviar tu dolor. Déjame intentar.

—No puedes, eres el origen.

—¿Qué? —eso me partió el corazón.

—Me duele, me duele el pensarte. No quiero seguir pensando el por qué no me quieres así que por favor dame la botella y vete.

—Liam, yo si te quiero. —evitó mi mirada y sostuve su rostro —Liam, te quiero y mucho.

—Pero no como yo a ti. —veía sus ojos, estaban algo enrojecidos —No soy Charly, no soy el chico del bar. Jamás me verás como lo haces por ellos, ni siquiera puedes besarme sin salir corriendo. Creí que era por lo que pasó con Eddie y entendía eso pero te vi besando a ese sujeto.

Me acerqué a él y apoyé mis labios en los suyos para que deje de decir tonterías como que no siento nada por él.

—Deja de decir estupideces. Eres más importante que ellos dos, por lejos.

—Sabes de lo que hablo, antes de que Charly hiciera estupideces él te gustaba. Y el chico de la otra noche lo mirabas por poco babeando.

—Igual que lo he hecho por ti ciento cincuenta veces.

—Solo cuando me ves sin camiseta.

—Cualquier persona con ojos reaccionaría así. —le sonreí culpable.

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