CAPÍTULO 5: REUNIONS

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—— REUNIONS ——

Habían pasado varios años desde aquella fatídica noche, donde la vida de todos aquellos quienes vivían en El Sueño cambió

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Habían pasado varios años desde aquella fatídica noche, donde la vida de todos aquellos quienes vivían en El Sueño cambió. Davina había perdido hacia varios años aquella unión que la permitía ser inmortal, por lo que ahora envejecia como lo hubiera hecho un humano normal. No la importaba, estaba feliz donde estaba, pero eso solo sucedía de día, cuando llegaba la noche el recuerdo de aquello invadía su mente constantemente, y las dos cicatrices que estaban en su espalda eran el mayor indicador de ello. Un dragón sin alas, un protector sin un don, un protector que había fallado su misión, y todos los días lo tenía presente. Había fallado a todos, y aún se preguntaba porque no había encontrado el consuelo de morir, hubiera sido mejor que aquellos años martirizandose por el gran error que había cometido. Puesto que había perdido su don, aquellos años se había dedicado a entrenar de otra manera, de los restos que quedaron de sus alas había llegado a hacerse una especie de cinturón de metal, el cual tenía la misteriosa habilidad de tomar la firma de un látigo, tan resistente y rápido como tiempo atrás ella fue, aquel objeto era lo único que la quedaba de su otro yo, y lo cuidaba como si fuera el bien más preciado que pudiera tener, y en cierto sentido así era.

Pero a pesar de ello, sí habia sido feliz. Poco después de que todo se derrumbada, Davina había optado por irse lo más lejos, recluyendose junto a Cain, Abel y su pequeña gárgola a la que había enseñado a volar. Aquello la hacía olvidarse de lo que miserable que, en parte, era su vida.

—Buenos días, Abel.— Sonrió la de pelo platino, mientras se acercaba al mayor de los dos hermanos.

—¿Y Gregory?— Preguntó preocupado por la ausencia de la gárgola.

—Volando, ¿dónde va a estar sino?— Respondió con obviedad mientras le dedicaba una sonrisa donde podía verse la envidia que sentía por no poder volar.

—¿Vais a adentraros en el bosque?— Preguntó con curiosidad al ver que Davina parecía tener la intención de entrenar, algo extraño en ella, ya que ella solía levantarse muchísimo antes para realizar aquellos ejercicios.

—Así es.— Respondió mientras se agarraba a la cadena que cruzaba en su cuerpo. —Estaré unas dos o tres horas, ¿necesitáis ayuda antes de que me vaya?— Quiso saber esperando una respuesta negativa por su parte.

—No, podéis iros con total tranquilidad.— La tranquilizó mientras Davina le dedicaba una pequeña sonrisa.

—Espero que cuando vuelva sigas aquí y no en un agujero.— Comentó la protectora haciendo referencia a la lúgubre tradición que su hermano tenía de matarlo y de enterrarlo.

—Ya sabéis la historia, el primer asesino y la primera víctima.— La recordó mostrando que de alguna forma aquello no le importaba, pero lo hacía para Davina o por lo menos no entendía porque Abel no ponía remedio, pero ella no podía involucrarse, su historia era así y se repetía la mayoría de los días. Uno mataba el otro moría.

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐒 ||ᵗʰᵉ ˢᵃⁿᵈᵐᵃⁿ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora