ShinKami- OS +18

Mi alfa

α ~*~ 🌃 ~*~ ω

OMEGARVERSE

No era nada fácil mudarse a una nueva ubicación, sobre todo si se considera el desgaste físico y mental al estar trabajando con un esfuerzo máximo y conseguir un sueldo lo suficiente estable para poder pagarlo en un plazo determinado.

Cuando por fin ese domingo habían desempacado la última caja, decidieron descansar un poco. Al final, tendrían que tener energía para empezar la semana y rendir en el trabajo.

—Por fin podemos tener un respiro — comentaba Kaminari desde la cómoda cama.

—Los eternos saben que ya lo teníamos merecido —respondía Shinsou desde el baño.

El rubio se expandió en la mullida cama al tiempo que dejaba salir un largo suspiro en señal de alivio. Giró un poco su cabeza, solo para que pudiera ver el reflejo de su prometido gracias al espejo frente a él.

—¿Te sientes mal? —dijo algo preocupado mientras se incorporaba rápidamente.

Con tranquilidad, Shinsou, terminó de beber el agua restante del vaso que tenía al frente y con las manos le hizo un ademan para tranquilizarlo.

—Me duele un poco la cabeza desde ayer en la noche, pero no es nada que no pueda soportar. Debe ser el estrés por la mudanza.

—Pero...—agregó preocupado.

El peli-violeta sonrió enternecido, con paso lento, pero seguro fue hasta donde se encontraba el rubio, se colocó frente su rostro y lo acercó lo suficiente para depositarle un beso en la frente, tratando de trasmitirle tranquilidad.

—Eres muy lindo cuando te preocupas, blondie, pero en serio estoy bien. El medicamento hará efecto y podré dormir.

Kaminari sonrió aliviado de que sus palabras eran sinceras, aunque era extraño que presentara ese malestar —entonces, vamos a dormir.

Ambos se posicionaron con comodidad uno con el otro tomados de la mano por encima de las sabanas. Platicaron un poco sobre la nueva adquisición y su tan esperada meta siendo realizada, ahora en busca de nuevos objetivos, sin embargo, llegando en conclusión que lo dejarían para quizá unos meses después.

—Buenas noches...— apenas pudo decir el oji-violeta antes de caer rendido ante el sueño.

—Buenas noches, cariño— susurraba dulcemente.