ShinKami- OS +18

Celo

Por supuesto, Omegaverse.

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Shinsou había viajado mucho esos días, partiendo de una ciudad a otra. Normalmente no le molestaba, pero ahora, estaban coincidiendo todos esos viajes días antes del celo de su novio, y eso sí que le pasaba a joder. A pesar de ser el heredero de la empresa, no le limitaban su trabajo o le daban prioridades, ciertamente la filosofía de su padre nunca le pareció mala, hasta esos momentos.

Sin embargo, gracias a su característica estrategia de trabajo, logró recorrer todos los lugares previamente enlistados y cumplir con los negocios en menos tiempo. Así, con su trabajo realizado y revisado por sus superiores, decidieron dejarle ir a casa para descansar. Aunque eso ultimo no sería el día de hoy. Ya saben, el novio.

Estaba justo en la entrada del apartamento que compartía con su chico, un precioso omega, rubio de ensueño, con un mechón negro que lo hacía lucir más lindo; ojos color ámbar que brillaban cual cristalina agua en reflejo del sol de medio día. Y qué decir de ese cuerpo; esbelto, piernas de ensueño, trasero redondo y esponjoso como algodón de azúcar, labios afelpados, todo recubierto por una piel tan aterciopelada con un hermoso color parecido al de porcelana fina. Un omega de ensueño.

Muchos otros, con la envidia saliendo por cada uno de sus poros, no sabían cómo es que, siendo tan hermoso, era tan dominante. Algunos alfas decían que eso no les atraía en lo más mínimo, pero para Shinsou, un alfa dominante, era todo un placer de experimentar. Sabía que lo decían con tono herido, porque un espécimen así de extraordinario no cualquiera tendría el placer de ser destinado.

Ambos siendo dominantes siempre les brindaba nuevas experiencias en todo aspecto en su vida, pero lo que se relacionaba con el celo, era por mucho, otra cosa. El hermoso rubio a veces se convertía en un jodido pervertido, manipulador y lujurioso ser, mientras que otras ocasiones se volvía tan sumiso y suplicante, dejándolo totalmente al mando.

Tragó grueso, su amiguito estaba despertando y no quería que sus vecinos pensaran mal, si es que lo llegaban a ver. Colocó la clave del lugar y se dispuso a dar unos cuantos pasos o por lo menos eso intentó, ya que, al abrir estaba todo apagado.

— ¿Den? — Trató de buscar el interruptor. — ¿Estás en casa?

La puerta detrás de él, cerró. Estaba completamente obscuro, no podía ver nada. Llegó un olor peculiar que lo desubicó, buscó entre sus pertenencias su celular, trató de iluminar un poco, sin embargo, el sonido seco de un golpe estuvo presente, mientras que en sus ojos logró divisar estrellas, para finalmente, caer al suelo.

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