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El tiempo pasa volando, sin duda alguna... Hace 4 meses Wang Yibo y Xiao Zhan se hicieron uno. Desde ese entonces, la rutina de lunes a viernes era la misma. Zhan dejaba a sus hijos y pasaba por el parque cantando, hasta que veía a Yibo, siempre estaba para que abrieran la puerta de la empresa, pero ahora no lo hacía solo, Zhan estaba con él hasta que comenzará su hora de trabajo.

Todo esto no pudo pasar desapercibido por el querido primo de Yibo, Han Geng, quien siempre los molestaba cuando los veía juntos.

Durante este tiempo, Yibo pudo conocer de lejos a los hijos de Zhan, ya que a veces el pelinegro pasaba en dos horarios distintos hacia el colegio, a las 12:30 pm y a la 01:30 pm. El castaño, claramente podía verlo desde la puerta y salía para regalarle una sonrisa. Cuando Zhan regresaba con Gao y luego con Mei, sólo los veía por la ventana polarizada, adoraba como se era Zhan con su hija mayor, ambos volvían compartiendo los auriculares y cantando siempre felices. Sin duda amaba esa faceta del pelinegro.

A veces el pelinegro no llegaba a pasar todas las mañanas ya que tenía un pequeño negocio de bocaditos on-line y alistaba pedidos para entregarlos temprano; era de vez en cuando ya que con esto se ayudaba para ganar algo más para sus gastos personales y extras de los niños. Su madre y padre también lo ayudaban, era por eso que a cambio se quedaba en la tienda de su madre en forma de pago. Aunque Li Ayanga le mandaba mensualmente la manutención, a veces no alcanzaba. No crean que Ayanga lo hacía porque era un buen padre, todo lo contrario, a él no le interesaba en lo más mínimo si el dinero no alcanzaba, cumplía gracias a la demanda de alimentos puesta por Zhan que, para suerte de ese desgraciado, no le quitaba ni el 10% de lo que ganaba. ¿Cómo se salió con la suya?, con la ayuda de sus amigos poderosos, gente corrupta igual que él.

Todo estaba yendo de maravilla en la relación y en la vida de cada uno, sin duda todo se acomodaba a los planes de ambos. Era realmente reconfortante ver fortalecer ese amor que se tenían el uno al otro, ya habían de por fin presentarse con los niños, pues Zhan le comentó que había hablado más que todo con Ming, por ser la mayor y comprender mejor las cosas, para el pequeño Gao, Yibo era solo un amigo más.

Los padres de Zhan sabían que él estaba tratando de rehacer su vida, poco a poco y con mucho cuidado. No desconfiaban de su hijo porque lo veían tranquilo y más radiante que nunca. Ellos sólo esperaban que la persona con la que estaba, lo haga feliz y sepa darle el trato que se merecen su hijo y sus nietos. En cambió Yibo aún no hablaría con sus padres, sinceramente él sentía que no era necesario; uno porque lo sacaron de sus vidas sin importarles nada, pues nunca lo buscaron y dos porque si se enteran que está con alguien que no es de "clase alta" y encima que es un doncel separado y con dos hijos, pues definitivamente no solo los separarían, sino que harían hasta lo imposible por desaparecerlo por completo de su vida.

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- Mamá, ¿podrás quedarte con los niños está noche? -

- Definitivamente. Si es porque te verás con Yibo, sí. Si no, ni lo sueñes -

- Jajajaja... sí, me veré con él. Gracias mamá -

- De nada cariño, quiero verte siempre feliz –

Tomó su celular y escribió a su pequeño BoDi.

"Hoy en mi casa a penas salgas del trabajo. Te quiero. XZ. ❤️✨"

No esperaba repuesta alguna, sabía que Yibo tenía prohibido usar su celular personal a no ser que sea de suma importancia.

El pelinegro se despidió de su madre para ir corriendo a su departamento, aunque estaba limpio y ordenado, quería acomodar los cojines y además tenía planeado hornear un pastel de fresas para consentir a su "bebé". El tiempo se le fue rápido, entre lavar, cocinar y limpiar dieron las seis de la tarde, el sonido de un mensaje llegando a su celular lo sacó de sus pensamientos. Al verlo sonrió.

Caminos Cruzados - γιzнαиDonde viven las historias. Descúbrelo ahora