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Yibo llegó a la casa de sus suegros y la primera en recibirlo fue la Señora Xiao con sus brazos abiertos y sin dudarlo se abalanzó a sus brazos.

- Llora cariño, llora - abrazó fuerte al castaño, sabía que necesitaba ese abrazo, cálido y maternal.

- ¿Yibo? - bajaba el pelinegro. Al verlos, Zhan se une al abrazo, sabía que sería un día muy triste para el amor de su vida.

(˘︶˘).。♡(˘︶˘).。♡(˘︶˘).。*♡

- No encuentran a Ayanga - resopló Haikuan.

- Es mejor que los chicos no vayan a la escuela hasta que no lo encontremos - opinó el señor Xiao.

- Sí, es lo mejor, ya puse igual una orden de alejamiento, sé que quizás no ayude nada en estos momentos, pero es una precaución -

- Necesito descansar, los síntomas hoy no han tenido piedad de mi - se quejó el pelinegro.

- Ve a descansar, yo iré a trabajar, regreso en la noche - le dio un beso en los labios. – ¿Sabes que te amo?  Nunca lo olvides –

- Lo sé – lo besó.

Yibo salió rápido de la casa, ya se le hacía tarde para llegar a su trabajo, este día pidió cambio de horario por ir a supervisar lo de la detención de sus padres, así que trabajo las horas restantes más un par de horas extras, está vez llegaría 10 pm y no 6 a 8 pm cómo era en casos extremos.

La tarde pasó tranquila, llegó el compañero con el cuál compartiría parte de su turno, dejó todo listo para que el otro se hiciera cargo, una vez cumplida su hora se despidió como normalmente lo hace, cerró.

Cruzó para subir a su moto, pero de un momento a otro solo siente un dolor fuerte en la cabeza y de ahí todo se volvió negro.

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Llamada entrante.... Número desconocido

- ¿Aló? - contestó Zhan un poco nervioso

- Cariño, ¿Cómo estás? -

- ¿Qué es lo quieres? -

- A ti - suspiró - Sabes, te extraño, no debiste dejarme, tengo un regalito para ti, bebé

- Yo no quiero nada tuyo, ya déjanos en paz y entrégate - su paciencia estaba a punto de llegar al límite.

- Acepta la videollamada -

- No lo haré -

- Hazlo, te conviene, tengo a cierto mocoso castaño aquí conmigo -

- NO TE CREO - gritó

- HAZLO, maldita perra - ordenó.

Zhan lo hizo, estaba temblando, muerto de miedo. Cuando aceptó, lo primero que veían sus ojos a través de la llamada era a su Yibo, su BoDi tirado en el suelo, con la sangre en la cara. - MALDITO ¿DÓNDE LO TIENES? - volvió a gritar, su respiración estaba acelerada.

- Te enviaré la dirección en dónde puedes recoger su cadáver... Adiós - la videollamada acabo.

- Zhan cariño, ¿Qué pasó?, tranquilo - habló su madre que llegó corriendo al escuchar los gritos de su hijo.

- Él ... Él... Lo... Tiene, mamá, tiene a Yibo... Lo va a matar - temblaba Zhan.

- Tienes que tranquilizarte, hazlo por el bebé, vamos respira por favor – Zhan tenía que tranquilizarse, los embarazos en donceles son mucho más delicados que un embarazo en una mujer -  Por favor hijo, respira hondo y cuéntame qué es lo que hay que hacer -

- Tengo que ir, necesito ir, él me quiere a mi mamá -

- No Zhan - abrazaba a su hijo.

El alborto se escuchaba desde la entrada de la casa, el señor Xiao corrió hasta encontrarse con ellos - Hijo, ¿Qué pasó? -

- Li, llama a HaiKuan por favor y la policía... Ayanga tiene a Yibo - este asintió y salió rápido a llamar a los demás.

En menos de 20 min la casa Xiao se convirtió en un caos. Zhan se había desmayado, su presión tuvo una ligera subida, pero lo llegaron a controlar. HaiKuan junto con HanGeng, ZhouCheng y Yubin se encargaban de ver cómo podían llegar a Ayanga. Lu, Dilraba se encargaban de Zhan y la señora Xiao de sus nietos.

- ¡Yibo! - se despertó Zhan - Tengo que ir - fue detenido por Lu

- Tienes que estar tranquilo, puedes perder a tu bebé - Lu le daba pequeñas sobaditas en los brazos.

- Además aún no sabemos dónde están – agregó Dilraba.

- Mi celular, dámelo - pidió el pelinegro, con manos torpes y temblorosas lo agarro e inmediatamente la notificación de Wechat sonó - ¡Aquí están! - Salió como pudo de su cama y bajo las escaleras seguida por ambas amigas - Ya sé dónde están –

- Dame eso - Lu pudo arrebatarle el celular y se lo alcanzó a Haikuan.

-Lu...- Se quejó Zhan ante la acción de Xuan Lu.

- Bien, avisaré al jefe de la policía, vamos chicos - Haikuan ordenó.

- ¡Yo voy con ustedes! - interrumpió Zhan - Por favor -

- Es mejor que se quede señor Xiao - hablo el jefe encargado de la misión llegando por la entrada de la casa.

- Es mi pareja, el padre de mis hijos y no pienso quedarme aquí -

- Zhan, hijo, estás mal entiende - La Señora Xiao veía el sufrimiento de su hijo.

- Mamá, por favor - la miró con ojos de súplica.

- Está bien, pero eso sí - Haikuan lo señaló - No bajarás de la patrulla, ¿Entendido? - Zhan asintió.

- Yo también iré - habló Dilraba - Yo lo detendré, por si sale algo mal -

- Bien salgamos de una vez - ordenó el jefe.

Todos subieron en las patrullas, para dirigirse a la ubicación en la que Ayanga esperaba a Zhan.

Caminos Cruzados - γιzнαиWhere stories live. Discover now